1. La mente desquiciada del ranchero (que sigue haciendo ranchos $$$) Vicente Fox Quesada fue capaz, en algún momento del paroxismo del poder presidencial, de concebir la idea de apresar al jefe del DF, que era AMLO, destituyéndolo con la complicidad del poder que fuese necesario.
2. Ante tal locura foxista contra el Estado de derecho mexicano, auto creándose minuto a minuto en nuestra patria, contestó la ciudadanía entera metropolitana (con altas representaciones de todos los estados) con diversas manifestaciones en las cuales se llegó hasta el millón de asistentes.
3.- Sí el señor Fox hubiese tenido a la mano una ley violatoria de las garantías constitucionales federales, seguramente hubiese ordenado que se aplicara.
3.1. ¿Atacar con armas de fuego a un millón de constructores del Estado de derecho? Dejo a la especulación enfermiza la respuesta ciudadana, accesible en estos momentos en que cualquier hijo de vecino, incluyendo el que escribe, tiene diversos caminos para agenciarse de armas segadoras de vidas como le consta a cualquier lector de periódicos.
4. A la luz de la Teoría del Estado, el acto represivo debidamente legalizado lo monopolizan los gobiernos legalmente constituidos, fruto de un proceso electoral, donde el voto pugna supuestamente por un mejor nivel de vida material e intelectual.
4.1. Ningún concurrente a las urnas expresa su voluntad electora del tipo que sea, federal, estatal o municipal, aquí y en la Cochinchina, deseos de marchar en protesta el día de mañana contra actos de los gobiernos que eligió.
5. En el caso de que cualquier nacional o extranjero aquí radicado salga a la calle a manifestarse en pro o en contra de cualquier institución, es obligación del Ejército y de los cuerpos policiacos, incluyendo los de inteligencia, para procurar que las protestas de las marchas o concentraciones no sufran alteraciones por grupos de expresiones radicales minoritarias; en todo el mundo civilizado, incluso en el que se dispersan multitudes con bombas de humo, prevalece un espíritu de respeto por la libre expresión de las ideas, la libertad de asociación, la de caminar o deambular por donde se nos antoje, e incluso admitir los denuestos o insultos contra la autoridad. De ahí la inutilidad de crear leyes desde el Senado de la República o en los estados, para que, en nombre de los derechos humanos, se agredan a los consignados en la parte orgánica de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
Nuestra casa
La visita finsemanera dedíquela con su amante joven o madura en turno al Museo de Santa Mónica. Si es pareja de cultura, gozará el encuentro con la existente. Si carece de ella, se impactará. Santa Mónica, más que museo, es una cita con parte de nuestras raíces nacionales.