1. No tuve el privilegio cuando niño de que me compraran camotes o dulces criollos en unas tienditas de madera, como de juguete, que existían —según me cuentan— en los portales de este bellísimo centro urbano.
2. Ya más crecidito, al venir de la Roma (DF) hacia las Galias profundas que es mi natal Izúcar de Matamoros, tampoco fui favorecido con las caricias y entregas físicas de mujeres de todas las edades, que yacían con cualquier cristiano a cambio de unas monedas. A estas mujeres ubicadas en la lejana colonia de San Antonio, ahora a escasas cuadras del zócalo, se les denominaba, en el lenguaje de Cervantes Saavedra, “putas” o mercenarias de la carne, con ese afán verbal de las sociedades primitivas que excluyen por cualquier motivo a quien no tenga el comportamiento moral dominante.
3. La ignorancia o incultura histórica impide al vecino común y corriente enterarse de que los países posindustrializados o de primer mundo poseen en sus bien diseñadas ciudades áreas donde se ejerce la distracción para adultos en forma de prostitución como negocio debidamente reglamentado, sitios de convivencia para minorías sexuales, restaurantes, teatro y hasta galerías de extravagancias para quien puede pagarlas.
4. Este diseño de centro de negocios nacido de la voluntad social de esos países se encuentran debidamente diseñados en sus sistemas de urbanización interna, comprendiendo incluso sitios para minorías sexuales, debidamente reconocidas en el México y en el Puebla de hoy.
4.1. Es así como encontrará usted putas, sexo servidoras o trabajadoras especializadas del campo fisiológico en París, Roma, Ámsterdam, Viena y Oslo, por mencionar algunas. Todas estas áreas geográficas están debidamente protegidas de la delincuencia común e incluso de la clientela nociva o excesivamente juvenil. No se encuentran definidas socialmente como zonas rojas, sino como áreas de esparcimiento para adultos responsables.
5. Cuando sea quien sea propone que se abra un foro para que los intervinientes previamente escogidos a gusto de la autoridad emitan opiniones a favor o en contra de crear una zona roja, revelan en todo momento su pobreza cultural e intelectual en general, pues lo que se debe impulsar en una sociedad mundializada como la poblana actual (no globalizada) es el implante con raíces capitalistas de primer mundo, de la erección de un régimen inmobiliario de alta inversión capaz de generar empleos y pago de seguridad social.
6. Que la Puebla de antes —mocha, conservadora, discriminadora de indios, parias, minorías sexuales— crezca en el siglo XXI para convertirse en la Puebla de hoy: innovadora, creativa y realista.
Nuestra casa
Susto que llevó la mochería aún existente en esta ciudad, cuando un alud de seres humanos exige respeto para su trabajo del cual vive, pero aún más, de la actividad que voluntariamente ellos deciden ejecutar.