1. Cuando don Manuel —naturalmente, Bartlett Díaz— fue secretario de la gobernación federal, su conducción gubernativa no fue bien aceptada por grupos sólidos de políticos partidarios, acostumbrados a la aplicación de la violencia directa, disfrazada en notas periodísticas de atentados entre delincuentes, asesinados entre pandillas o actos represivos de supuestos grupos guerrilleros.
1.1. Don Manuel no usó el guante de hierro forrado de terciopelo, sino que también, educado en la Francia eterna, afrontó invariablemente los más graves problemas nacionales en las mesas de discusión o de polémica, bajo acuerdos entre las partes.
2. Él, y nadie más, jurídicamente fue el más alto responsable de las elecciones federales a la Presidencia de la República, de donde —que él ha aclarado varias veces— salió la expresión que se hizo famosa en las oposiciones a MMH: “Se cayó el sistema”, frase que encerraba que en un momento determinado dejó de fluir la información vía técnica para los cómputos finales presidenciales.
3. Para el común tan alejado a veces del pensamiento político universal, le es muy difícil o casi imposible entender el principio de máxima expresión de Benjamín Disraeli: “Nadie puede ser como es, hasta que es”. 
3.1. Con ello se resume en el caso narrado que si bien el secretario de la gobernación federal actuaba en el proceso electoral como la máxima autoridad institucional, atrás de él y arriba de su jerarquía se encontraba entronizado don Miguel de la Madrid Hurtado, educado por los gringos en esa tesis que ha destrozado el mundo entero y que aplicada en forma de neoliberalismo, sobre los pueblos del mundo está colocado el gran capital, el cual le dicta a los gobiernos de todo mundo su comportamiento: “Por arriba de la política se encuentra el mercado”.
4. El mayor escándalo inventado contra don Manuel, presunto aspirante a la Presidencia de la República, fue su supuesta ligazón con asuntos de narcotráfico en el caso Camarena. Gracias al maestro Carlos Manuel Meza Viveros tuve acceso al libro denominado El Embajador, cuya autora es Dolia Estévez.
4.1. De la páginas 79 a la 102 se contienen los conceptos vertidos por el embajador John A. Gavin sobre Manuel Bartlett Díaz, exculpándolo sobre hechos criminales vertidos subrepticiamente por los enemigos políticos o económicos, ganados durante la carrera para la Presidencia de la República.
5. El embajador gringo en México fue escogido como tal bajo la severa y exigente medición que realizó el presidente Reagan, enemigo jurado de todos los liberales estadounidenses. Su nombramiento obligadamente pasó por las cribas del Congreso general, así como de las comisiones senatoriales. Un embajador de Estados Unidos debe ser tan respetado según el pueblo estadounidense como si fuese un enviado romano para los pueblos bárbaros.  
6. De acuerdo con lo anterior, la exculpación que hace el embajador de don Manuel deja a salvo su fama pública y privada. Su llegada a Puebla es eso, simplemente va y viene de Roma, que es el DF, a las Galias poblanas, disfrazadas de Estado soberano, autónomo e independiente, miembro de un pacto federal.
7. Los sin voz, los sin representación legislativa, los carentes de protección “tribunalicia”, los ausentes de relaciones económicas o políticas de alto nivel, encontrarán en las oficinas de la 7 Poniente, casi esquina con la 3 Sur, a un mexicano comprometido con las grandes causas nacionales mayoritarias. 
 
Nuestra casa
Por más que se diga que la sal en exceso hace daño en la comida, ningún miembro gubernamental toma la más ligera iniciativa para evitar su consumo excesivo, mientras que en Roma hace tiempo que están prohibidos los saleros en fondas y restaurantes.