Sin darse cuenta, los legisladores locales, con las reformas parciales a la “ley Bala”, decidieron quedarse con la sangre en las manos y limpiar la cara de los autores materiales del homicidio de José Luis Alberto Tehuatlie.
Al final de la historia, pese a que el gobernador Moreno Valle anunció la abrogación de la “ley Bala”, para intentar acallar a las voces críticas que lo sumieron en la peros crisis de su gobierno, los diputados locales decidieron remendar esa ley para cumplir con la medida desesperada del gobernador, quien, a los ojos de todo México, se convirtió en un asesino.
Así las cosas, los diputados locales parcharán la absurda “ley Bala”, para quedarse manchados con la sangre del niño José Luis, con tal de limpiarle la cara al gobernador y a sus principales funcionarios.
El problema es que, por más que se esfuercen, nadie les cree.
La reforma legislativa no es otra cosa que un intento desesperado de limpiar la imagen de Moreno Valle, quien no tiene más remedio que entender que la soñada presidencia pasó a ser un sueño guajiro del Señor de los Cerros.
 
El peor represor de la historia
Desde su toma de protesta, el gobernador Moreno Valle dejó en claro que en Puebla nadie estaría por encima de la ley.
Su postura, por tratarse de un nuevo gobernante emanado de un partido contrario al Revolucionario Institucional, generó un enorme clima de expectación, en donde los poblanos parecían dispuestos a entregarle una carta sin restricciones, con tal de darle condiciones para hacer de Puebla la ciudad del futuro.
Así fue como Moreno Valle asumió el papel del mesías, convirtiéndose en un político egocéntrico, prepotente y soberbio; sin darse cuenta de que todo sería miel sobre hojuelas, hasta que no reventara una crisis como la de Chalchipuapan.
Los videos y las fotografías demuestran y confirman la barbarie entre policías y pobladores, quienes pusieron en el banquillo de los acusados al ejecutivo.
Sin duda, existen elementos de sobra para que la CNDH actúe contra el gobernador, exigiendo que se haga justicia por las graves violaciones a los derechos humanos.
Los grupos opositores son un enemigo dispuesto a acrecentar la arremetida social en contra de Moreno Valle, al costo que sea.
Les guste o no, la sociedad sabe lo que sucedió y cada vez que la autoridad estatal intente lavarle la cara al gobernador, aparecerá una nueva prueba que demuestre que Moreno Valle apunte a ser el peor represor en la historia moderna de Puebla.
 
Mi reto al señor Procurador
Al procurador general de Justicia, Víctor Carrancá, le encargaron la peor chamba del mundo, limpiarle la cara al gobernador, en todos los espacios noticiosos de México.
Para la mala fortuna del procurador, su jefe le encomendó una tarea más que imposible.
Lavarle la sucia cara al gobernador y, de paso, convencer a los poblanos de que el verdadero asesino del niño José Luis no fue el gobernador, sino los pobladores de Chalchihuapan.
Quienes lo han visto actuar seguramente se han dado cuenta de que Carrancá no sabe mentir, y que cada vez que habla lo hace con la inseguridad propia de los mentirosos.
No es casual que el principal argumento en la defensa de Moreno Valle se haya caído con la prueba documental de la CNDH, la cual reconoció que el gobierno de Moreno Valle utilizó balas de goma en el 2011, en Chignahuapan.
Cada vez que abre la boca, Carrancá se delata.
Por eso es que quiero aprovechar este espacio para retar a Víctor Carrancá a que se someta a la prueba del polígrafo.
Si de verdad está diciendo la verdad respecto al operativo y al uso a balas de goma, no tendrá ningún inconveniente para que sea una prueba científica la que determine si miente o no.
Ahí le dejo el reto, para que lo tome o confirme que es un cobarde mentiroso.
Usted decide, señor procurador.