1. El escándalo estatal, nacional e internacional ocasionado por la señora periodista Lidia Cacho, vinculada fuertemente a comunicadores del DF con pretensiones nacionales, acabó para siempre con una idea espeluznante, que corría en las mesas siempre colmadas de los mas conspicuos marinistas de tercer o cuarto rango. Dijeron:
a) "De aquí a la Presidencia de la República".
b) "Nuestro gobernador será el nuevo Juárez".
c) "No hay gobernador tan chingón como el nuestro".
d) "Con los que lo rodean llegaremos a Los Pinos".
Postulados como estos eran divulgados por los teléfonos oficiales del cargo de directores para arriba, seguramente para apoyar tal idea, que, visto el panorama de esos días, no era irreal.
El señor licenciado Mario Marín Torres venía de iniciar una carrera de tres lustros de ejercer gobernación con gobernabilidad; aprendió, al lado de brillantes líderes que aún gozan de cabal salud y prestigio, el arte de la gobernanza capitalina municipal, que sigue siendo por ahora voz iniciática para muchos políticos.
De soldado priista más que del común, toda vez que su anatomía mestiza, como la millones de nosotros, donde predomina lo indígena de la parte sur del altiplano mexicano (bajo de estatura, ojos azabachados, tez cobriza, arcos ciliares notables, boca cruel). Llegó hasta alcanzar el generalato partidario electoral, que otros con mas presencia anatómica, económica y cultural.
2. El Vale, Vale, Valentín Meneses Rojas, en forma inteligente, intentó conducir la nave marinista a un puerto seguro, para que el tsunami generado por la señora Lidia ( que no surimi) no ahogará la imagen personal e institucional del señor gobernador, el cual, por sus comparecencias e incomparecencias ante su Puebla, estaba sufriendo embestidas que únicamente la verdad podría clarificar.
El Ejecutivo estatal fue sometido al juicio mediático por las circunstancias, toda vez que no se plegó a las exigencias de las empresas del DF, las cuales valuaban sus servicios informativos editorializados a muy alto costo.
3. El actual gobierno, que va por el cuarto año de ejercicio administrativo, recibe por medio de su representante casi un "Peón de Oro" (Villalta), en ese entonces el licenciado de apellido Manzanilla, del secretario de la Gobernación y de la gobernabilidad marinistas: Valentín Meneses Rojas, en un ambiente plano, terso, amable, toda la información de todas y cada una de las dependencias, órganos e incluso fideicomisos, debidamente metodizados, cuantificados, programados.
Nada al azar.
De ahí que sobre esa información nítidamente entregada a personas de honor nacieran las causas criminales de los ahora errabundos nacional o internacionalmente prófugos de la justicia, los cuales sirvieron con deslealtad no sólo al gobierno, sino al hombre que los arrancó de sus mediocres vidas para lanzarlos al estrellato político con rango y sustento.
¿Por qué el señor gobernador MMT no defendió su amistad con el señor Kamel Nacif? Pues este sí era amigo de un pederasta encarcelado, y que le costeará abogados era cosa de su relación, no de la del gobernador.
¿Por qué abdicó —hasta ahora— de su ejercicio partidario con sus huestes de seguidores logrados en veinte y pico de años?
¿Por qué ha sido tan irresponsable de no trazar hojas de ruta para lo del 2015, 2016 y el 2018, o si existen darlas a conocer?
Cuando algún día llegue a ser su amigo lo sabré, para escribirlo, nada para el secreto, eso es de pusilánimes.
Nuestra casa
Esther se llama ella. La guisandera a la cual le huyo, pues su criolla comida engorda a cualquier inactivo de escritorio. Acudo por y con gula por los de Nogada. Encárguelos al día, ofrézcalos en esa mesa para el disfrute restaurador de energías, y mienta, mienta, mienta, que algo queda, y diga enfatizando la voz: Yo los hice.
En la 5 Poniente, casi esquina con la 3 Sur, está su chinchorro.