Al diputado federal por el distrito de Izúcar de Matamoros, Filiberto Guevara González, le tembló la voz en medio de un discurso desarticulado, improvisado, inconexo; no fue por el sol que caía aplomo a la media mañana del sábado en el municipio que gobernó entre 2005-2008. No.
En realidad sucedió cuando en medio de lugares comunes y ocurrencias sueltas que intentaba de hilvanar, surgió como exabrupto de ocasión el nombre de su jefe político, de la camarilla que aún medra en el interior del PRI para sacar provecho: Javier López Zavala, el ex candidato a gobernador en 2010.
No fue una buena mañana para el diputado de la Mixteca que acudía a la jornada de información de las actividades de las delegaciones estatales de la Presidencia de la República, como parte de una propuesta itinerante que llegó este fin de semana a la edición número 19 y que, en conjunto, ha congregado a más de 50 mil poblanos de distinto origen partidario.
Una discusión previa con su suplente, Cutberto Cantorán Espinosa, delegado del Consejo Nacional de Fomento Educativo, estuvo a punto de terminar a golpes antes de subir al templete. 
“No cumpliste, lo voy a decir en el micrófono”, le había dicho el delegado al diputado Guevara González, que reaccionó con violencia. Tomó por la solapa al diputado federal cuando intervino José Rocha, director del programa microrregiones de Sedesol, para apaciguar al rijoso legislador.
“Éste se merece el purgatorio”, soltó un invitado a la más reciente gira de trabajo que había encabezado el subsecretario de Sedesol, Juan Carlos Lastiri Quiroz, y que coordina el delegado Juan Manuel Vega Rayet, oriundo de la región visitada por una docena de delegados federales.
En el templete, Filiberto Guevara ya había dicho que la coordinación de los diputados federales buscaba obtener recursos federales para Puebla como parte de la coordinación (sic) con “el diputado Javier López Zavala”. Fue entonces cuando todos pusieron cara de “¿de parte de quién?”.
Al final, este zavalista se perdió entre el gentío y luego ya nadie preguntó por él. No se le volvió a ver aunque alguien asegura estuvo en la comida ofrecida por el presidente municipal, testigo de la concentración en el zócalo del lugar que reunió a unas 4 mil personas y a unos 30 presidentes municipales de la región.  
Zavalista que acuerda con frecuencia en Casa Puebla, el legislador priista había sido el primero de una larga lista de oradores que por fortuna no pasó de formar parte del folclor que se vive en el interior del estado, como lo fue el impulso del edil del lugar, Manuel Madero, cuando, muy orondo, posó para la foto de la historia con una banda presidencial la noche del 15 de septiembre pasado, y que se convirtió en comidilla de la prensa nacional. 
El esfuerzo al final consiguió su propósito con creces después de escuchar a Alberto Jiménez Merino, delegado de Sagarpa; Juan Manuel Vega, de Sedesol; Cantorán Espinosa, de Conafe; Juan de Dios Bravo, de Liconsa, entre otros funcionarios.
Cerró entonces la ronda de discursos Juan Carlos Lastiri con una máxima del gobierno de la República, que dijo, trabaja sin distinguir filiaciones partidistas.    
“No queremos que la pobreza se siga heredando de generación en generación, por esta razón estamos priorizando la capacitación y dotación de apoyos orientados a tener una sociedad independiente, autónoma y capaz de generar su propios recursos”.