Dedicado:
A la Aranza 
Bella y Fiel

1.- Allá en la Galia profunda, en Chichiguas La Bella, donde mora el señor Santiago Señor de las Espuelas Fertilizadoras de vientres no fértiles; ahora bautizada como Izúcar de Matamoros, existieron grandes médicos egresados de centros académicos líderes de sus tiempos.
1.1.- Taylor Caldwell, seguramente supo de ellos aunque no los noveló, pero enterada estaba de su existencia, no de otro modo el título de médicos   de cuerpos y almas — en plural—, usado en sus novelas.
2.- Recuerdo con admiración a tres de ellos, por su vida novelada a través de los años, en boca de su modesta clientela, incluyendo también a los ricos del pueblo: Fernando Salcido Argumedo, Roberto Cordero Morales y Juan Vázquez Herrera. Los tres leyendas diversas del ¿cómo hacer? La medicina en aquel México donde lo rural dominaba a lo urbano. 
2.1.- Uno, fue Fernando Salcido Argumedo.  Alto; trigueño; de mirada de acero; cuencas profundas; labios delgados; quijada adelantada ligeramente, dominada por una nariz fríamente semita; pelo abundante obediente al mandato de los dedos definido por un buen corte.
2.2.- Su andar atlético obedecía a su arquitectura física donde la cintura escapular dominabaa la pélvica.  Y al vigor del ejercicio aristocrático-todavía-del tennis.
2.3.- En los mejores clubes defeños; ahí, donde el dinero heredado, con el recién hecho provenga de donde provenga, se encuentra con los apellidos más ilustres de la aun centralizadora capital nacional, “el chueco” Fernando Salcido Argumedo brillaba rompiendo raquetas derrotando a sus oponentes en los años sesentas-setentas. 
3.- El columnista socialité Agustín Barrios Gómez, en su ultra leída columna: Ensalada Popof de El Heraldo de México, se preguntaba ¿Qué hacia el Chueco Salcido?, viviendo en un pueblo mísero de la Palestina de Puebla que es la Mixteca, habiendo nacido con derecho a The Best of de Best. En la capital nacional.
4.- Hacia “El Chueco Salcido”  lo que cualquier  médico de pueblo  chico: recetar, aliviar, operar, atender a una masa ávida  de extender su biografía respirando el aire calentado a 35º  sobre cero, sobreviviendo a los piquetes de los alacranes, soportando alcaldes de mentalidad aldeana, esquivando a la violencia innata, ahora contenida- de las regiones calentanas.
4.1.- Como Al Caid, alcalde les decimos ahora, sin los recursos cuantiosos de hoy, cada peso era manejado honestamente, cubriendo en forma prima los salarios de los empleados, y el mantenimiento de los servicios públicos.  Organizador innato, colocó en cada comportamiento administrativo funciones y cargas de trabajo:
a).- El sexo servicio fue respetado aplicando la normatividad sanitaria.   Los burdeles no fueron asediados por la moralina fruto dela ranches o aldeanismo, el Burro Chico y el grande, doña Irene y Doña Gloria, tuvieron rango, de mujeres de negocios.
b).- Las ligas de beisbol, de balón patada, de voleibol, tenían a miles de niños y jóvenes, sin otro apoyo que organizarlos.
El box y la lucha libre crecieron en actores y espectadores.
c).- Las colonias, pueblos, y el centro urbano fueron atendidos democráticamente haciendo obras por cooperación.
d).- El respeto al vecino fue notable, como las relaciones con sacerdotes, ministros, maestros, comerciantes, taxistas y visitantes.
Epílogo.- Al final de los años, cuando “El Chueco”, ya no viajaba seguido al DF, con una copa de coñac en la mano, debilitado su carácter por la edad contó: “Que la mujer con la cual decidió llegar a la vejez, rodeado de sucesores, miembro del círculo social de donde pertenecía el, se asustó al ver pasar la vida en una aldea remota de campesinos, alejada de su mundo”.
“El Chueco” prefirió ser médico, así vivió.

Nuestras joyas

Sergio Fuentes Gutiérrez, uno de los más adelantados sacerdotes judeo-occidentales-cristianos-católicos-apostólicos y romanos de México mora en Nuestra Casa.   El ha gozado  visualmente del uniforme dorado del cuerpo del Señor Santiago “El Matamoros”, cuando el santo de estatura gigantesca montado en un caballo blanco bellísimo de iguales proporciones que el jinete, se cambia de atuendo.