A Ricardo Anaya Cortés le urge cortar el cordón umbilical que lo ata a grupos de interés dentro de su partido para construir su propia plataforma.
Tres años es apenas el lapso razonable para estar en condiciones de ser factor real dentro del PAN, rodeado de pesos pesados de la política nacional como Margarita Zavala y Felipe Calderón, Santiago Creel y hasta Rafael Moreno Valle. 
Por eso el desdén con el que trató el producto del trabajo legislativo de los diputados poblanos para aprobar con más tropiezos que acuerdos, la llamada #LeyAbtibronco.
Impedir la participación de candidatos sin partido en elecciones futuras iba en sentido contrario a un eje central del discurso de campaña de la interna panista que Anaya acuñó: abrir la participación política a la sociedad.
El otro gran precepto es el combate a la corrupción —empezaremos en casa—, dijo. Difícil creer en él en tanto producto del llamado "Consorcio" cumpliría con ambos pendientes.
Así que Ricardo Anaya decidió comenzar sus primeras horas como dirigente nacional panista honrando ese discurso que tanta sospecha despertó por ser producto de un acuerdo cupular. 
Un ejemplo de esa suspicacia la compartió con el reportero uno de los pianistas que más ha objetado la forma de hacer política partidista del gobernador Rafael Moreno Valle.
—¿Cómo vez a Anaya?
—“Tengo muchas dudas. Pocas esperanzas de que haga las cosas en forma correcta”.
La línea de tiempo de la conducta del nuevo dirigente panista desde el viernes pasado confirma diversas hipótesis.
Quitar de la coordinación del grupo legislativo del PAN en San Lázaro a Gustavo Madero fue el primer paso. 
Una fuente acreditada que estuvo en la encerrona en Tijuana, luego de la conferencia del articulista del diario Reforma, Jesús Silva-Herzog Márquez consideró que esa batalla la perdió el queretano cuando Madero decidió el camino del martirologio.
Más allá del anecdotario de ese tironeo entre panistas, las secuelas de la ruta contra reloj para la construcción de la candidatura a la presidencia de Ricardo Anaya en 2018, bien vale la pena.