En la zona de Angelópolis se erige el más costoso de los caprichos del Señor de los Cerros. Una obra polémica desde su concepción, el Museo Barroco.
El inmueble, cuya obra recae en el afamado arquitecto japonés Toyo Ito, se dice estará listo, su cascarón, para alojar el quinto informe de gobierno.
El día de ayer nos enteramos, a través de la cuenta de Twitter del inquilino de Casa Puebla, de que acudió a supervisar los trabajos en la zona.
Recordemos, el museo en cuestión se construye en los antiguos predios de Valle Fantástico. En los cerca de 17 mil metros cuadrados se levantarán 11 salas, talleres de museografía y restauración, un auditorio, tiendas, zona de restaurantes y un lago. Pero aquí salta una inquietud, cómo carajos lo van a llenar.
La ausencia de un discurso museográfico en el pomposamente llamado Museo Internacional Barroco obliga a las autoridades a destrozar el patrimonio para vestir este costosísimo capricho.
Y en aras de satisfacer a Rafael, inmuebles históricos se verán obligados a no recibir más visitantes, uno de ellos es el Museo Bello, quien después de 70 años de existencia cerrará sus puertas este diciembre. Las críticas por el desmantelamiento arrecian, no es para menos. Además, resulta alarmante la opacidad con que se maneja el tema y el silencio de las autoridades.
Sin embargo, no es nuevo el desdén de Rafael por la cultura y el patrimonio histórico de Puebla; ejemplos sobran, la Casa del Torno, la zona arqueológica de Cholula, y sin ir más lejos la desaparición de la Secretaría de Cultura, por mencionar algunos casos.
Aunado al saqueo y desaparición al que está condenado el Museo Bello, el periódico Excélsior publicó, el pasado 8 de mayo, la columna “El Contador” en donde se toca lo concerniente a la millonaria inversión que realizará el gobierno de Puebla para llenar el Museo Barroco.
Retomamos un fragmento del texto en cuestión:
En su objetivo por sumar más oferta al destino turístico de Puebla, Rafael Moreno Valle, gobernador de ese estado, está agregando más rayas al tigre y costos a los contribuyentes, pues el Museo Internacional del Barroco, que se construye en la entidad, requerirá que se paguen hasta 180 millones de pesos por los préstamos de obras a diversos museos del mundo, incluido el Museo del Prado y el Museo Reina Sofía, con el fin de que abra sus puertas en 2016. Eso, sin contar que la infraestructura que albergará las obras valdrá más de mil millones de pesos y los más de siete mil millones para el mantenimiento de la infraestructura a lo largo de dos décadas.
Hasta aquí la obligada cita.
Pero el Museo Bello no es el único, la Casa de Alfeñique corre el mismo riesgo. Actualmente, en las salas del Museo del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos se exhiben varias piezas pertenecientes a la colección de la casona de la 4 Oriente. Y no lo dude, las piezas terminarán en el Museo Barroco y los inmuebles antes mencionados se convertirán en oficinas.
Si no, al tiempo.
Cultura, sólo para lucimiento de RMV
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