El siempre bien informado Alejandro Mondragón reveló que el operador político de cabecera de Rafael Moreno Valle,  Eukid Castañón, presentó una denuncia ante la Fiscalía General del Estado por el secuestro en grado de tentativa del que fue víctima.

Textualmente, el autor de Al Portador retoma algunos fragmentos de la denuncia la cual me permito retomar.

“Unos sujetos a bordo de una camioneta sin placas con vidrios polarizados intentaron secuestrarme cuando me trasladaba de la ciudad de México hacia Puebla.

“Después de pasar la caseta de San Martín Texmelucan, la unidad se fue acercando en un comportamiento más que sospechoso.

“A un par de cuadras de llegar a mi despacho, situado en la colonia La Paz, pretendieron bajarme, pero ya personal de seguridad privada me esperaba.

“Se percataron del hecho y huyeron con destino desconocido”.

Al respecto, me parecen muy extraños algunos datos que utiliza el diputado al describir los hechos que rodearon el presunto secuestro.

Reconstruyendo los hechos, hay que considerar lo siguiente: Eukid se trasladaba (como habitualmente lo hace) en una camioneta blindada y era acompañado cuando menos por los cuatro guardias armados que permanentemente lo escoltan.

Por otra parte, se afirma que la camioneta empezó a seguirlos desde la caseta de San Martín, por lo que del momento del primer contacto visual a la oficina (búnker) de Eukid Castañón en La Paz el recorrido es de cuando menos 30 minutos.

Al ver que los esperaban otros elementos de seguridad privada provenientes de la oficina de Eukid, los presuntos secuestradores decidieron darse a la fuga.

Y de esta historia vienen a mi mente muchas dudas.

Si partimos de la base de que Castañón es uno de los hombre más poderosos del gobierno morenovallista, que utiliza permanentemente una camioneta blindada y que es acompañado cuando menos por cuatro guardias armados que siempre lo escoltan, resulta poco entendible que una sola camioneta sin placas haya realizado esa persecución sin ningún tipo de reacción a lo largo de 40 kilómetros y 30 minutos.

No entiendo cómo el poderoso operador político, diputado federal y amigo personal del Señor de Los Cerros no fue capaz de hacer una llamada al secretario de Seguridad Pública o al secretario General de Gobierno para interceptar la sospechosa camioneta.

Bastaba con un telefonazo para echar a andar todo el aparato estatal y para detener a los secuestradores.

Sin embargo, Eukid prefirió hablar a los guardias de seguridad privada que tiene en su oficina para que lo alcanzaran dos calles antes de su despacho.

Otra duda que surge es que de acuerdo con la narración, pasaron frente al famoso "arco de seguridad" morenovallista que supuestamente está para detectar autos sospechosos y armas, entre otras cosas y que está repleto de policías.

Si por fines políticos, personales o financieros alguien quisiera abordar, levantar, secuestrar, o simplemente espantar a Eukid Castañon, sabiendo que como diputado federal va dos veces a la semana a la Ciudad de México, ¿para qué abordarlo justo cuando cruzó a territorio poblano?

Y para rematar, ¿dice Eukid que después de la persecución y que cuando ya habían llegado sus refuerzos, simplemente dejó que los secuestradores dieran la vuelta y se fueran quitados de la pena?

Sin desdeñar la gravedad de lo que implica un secuestro, me parece que tratándose de un tipo especialista en temas de seguridad y con fama de mano dura, hay muchos puntos que no cuadran en esta historia.

Pero con el fabricante de delitos, Víctor Carrancá, al frente de la Fiscalía del Estado, no duden que hasta encuentren a los miembros de la "peligrosa banda de la camioneta sin placas".