Tras concluir la primera semana de las campañas electorales, el candidato del partido de Andrés Manuel López Obrador se siente con los tamaños para ganar la gubernatura en junio próximo.
El escenario planteado por Abraham Quiroz es simple y contundente: “Gracias al respaldo de López Obrador y a la aceptación de Morena estamos en condiciones de ganar la mini gubernatura”.
Puebla, fundamenta Quiroz, tiene una votación que emitió por López Obrador más de 854 mil votos en 2012. “Eso implica para nosotros una referencia. Hemos establecido alcanzar esa meta y si obtenemos esos votos holgadamente ganamos y no obstante en todas las elecciones siempre hay un voto distinto. La elección presidencial siempre atrae mayor número de votos. Y la que está muy abajo es la de diputados del año pasado aunque sacamos pocos votos y nos colocamos en tercer lugar, aunque lejos. Un perfil central que nos dice que podemos ganar la gubernatura”.
Las metas de Abraham Quiroz son alcanzables, sobre todo por la constante presencia de López Obrador.
Tal como lo escribí el 6 de noviembre de 2015.
López Obrador
tras Moreno Valle
Sabedor de que las preferencias electorales le favorecen, Andrés Manuel López Obrador viene a la tierra de otro suspirante a Los Pinos en 2018 para exhibirlo como represor y corrupto.
López Obrador no dejará crecer a Moreno Valle y de aquí a la campaña electoral de 2018 vendrá a Puebla para poner el dedo en la llaga y menguar la imagen del Señor de los Cerros.
A partir de ahora, López Obrador intensificará sus críticas a un gobierno que únicamente benefició a un sector de la población y se olvidó de las clases sociales que defiende AMLO, y que hoy por hoy son un alto potencial de voto para Morena.
El debilitamiento de las dos figuras visibles que tenía el PRD a nivel nacional, Miguel Ángel Mancera y Marcelo Ebrard, así como la crisis que motivó la mayor desbandada en el partido del sol azteca desde que Cuauhtémoc Cárdenas lo fundó, le ha dado un reposicionamiento a Andrés Manuel López Obrador, quien tiene en Morena su propia marca electoral.
Para nadie es un secreto que AMLO repudia al Señor de los Cerros, contra quien lanza fuertes críticas cada vez que visita Puebla.
Y por supuesto, el repudio morenovallista hacia López Obrador es recíproco, aderezado de los rencores ya típicos en el gobernante poblano.
Se dice que Andrés Manuel le tiene guardada una factura a Moreno Valle, ya que tiene muy fresca en la memoria la determinación del INE poblano de negarle el registro a Morena como partido estatal.
La orden de cerrarle las puertas al partido lopezobradorista vino de Casa Puebla, y eso no tiene nada contento a AMLO.
Cómo olvidar que al filo de la medianoche de julio de 2012, el candidato a diputado federal Luis Bravo fue despojado de una curul ganada en las urnas, toda vez que punteaba la elección por el distrito 6 con una ventaja de más de 3 mil votos, con el 70 por ciento de los sufragios computados, y que esta se esfumó en la madrugada por obra y gracia del Señor de los Cerros. 
Tal como sucedió en 2015, López Obrador cada vez que pisa suelo poblano arremete contra el gobernador y lo tacha de represor y autoritario.
No es extraño ver cómo se suman al ejército lopezobradorista todos aquellos damnificados por el gobierno estatal, quienes podrían encontrar en AMLO una voz de esperanza.
Más allá de que el Peje les cumpla o no, los familiares de los presos políticos, los burócratas despedidos, las víctimas de la Ley Bala y la Ley del Despojo, los transportistas y muchos otros lesionados por los excesos morenovallistas lo podrían seguir ciegamente, por la simple posibilidad de recuperar todo lo perdido.
Todo está por verse.