Dedicado a Pedro
Ángel Palou “El Viejo”.
1. Estamos en el siglo XIX en el hemisferio occidental. Ignoramos los aconteceres de la otra media naranja, de la pera apachurrada en la parte superior que es nuestro planeta. Salvo la imposición del consumo obligado del opio comercializado por los europeos en China.
2.- En esta mitad, los monarcas imperiales de Francia, España e Inglaterra, por caprichos personales, por ambiciones económicas, por simples devaneos de sus cortesanos, lanzan a la guerra a cientos de miles de campesinos, artesanos, comerciantes pobres que la leva los ha incorporado como soldados.
3.- Detrás de la guerra corren las bestias llamadas hambre, epidemias, desesperanza, inmunes las tres a las lágrimas hechas arroyos de padres o de hijos.
4.- En México, que apenas había nacido en 1821, liberándose del dominio español, de 300 años, los gobiernos se ven obligados a conseguir préstamos usurarios en el extranjero para sobrevivir en sus precarias administraciones.
5.- El presidente de la República es el licenciado don Benito Juárez García, el cual en reunión ministerial, junto a sus pares, han acordado informar a la Cámara de Representantes nacionales lo siguiente:
Art. 1º. Desde la fecha de esta ley el gobierno de la Unión percibirá todo el producto líquido de las rentas federales, deduciéndose tan solo los gastos de administración de las oficinas recaudadoras, y quedando suspensos por el término de dos años todos los pagos, incluso los de las asignaciones destinadas para la deuda contraída en Londres y para las convenciones extranjeras.
6.- A consecuencia de lo anterior, los acreedores, España, Inglaterra y Francia, intercambian ideas hasta conformar un comité de reclamaciones, a sabiendas (por sus servicios de inteligencia disfrazados de consulados o legaciones), que el aplazamiento del cobro de sus inversiones asegurará su pago posterior, pues México es un país en desarrollo, viviendo ahora en la incertidumbre debido a la pobreza existente en un país pletórico de riquezas; minas, bosques, aguas interiores en notable existencia, praderas, más la riqueza laboral de sus habitantes (Alejandro Von Humboldt),
6.1.- En esos días teníamos apenas 41 años de independencia política de España, pero seguíamos dependiendo de mercancías útiles para la vida diaria por las importaciones europeas no solo iberas, que entrando por los puertos pagaban sus derechos en las aduanas. Monedas que servían como sustento a la precaria administración nacional.
7.- España (sus soldados), soñaba con la venganza sobre la Patria recién creada llamada México. La idea central al coasociarse con Inglaterra y Francia -sus enemigos históricos- era reconquistar México e imponer como Rey a Don Juan de Borbón, noble de España que andaba de paseo sin hacer nada más que conspirar contra su hermana, la reina de España.
8.- Inglaterra, por medio de los dineros del banquero Jecker, había creado una fiebre intervencionista en París, Londres y Madrid. Dijo una vez: S.E. Dubois de Sanligny, conde y ministro plenipotenciario de S.M. Napoleón III: “Los millones de Jecker y los de otras reclamaciones dan para comprar cuantas plumas se necesiten”.
9.- Francia soñaba otro sueño de Napoleón “el pequeño”:
a).- Dar muerte al coloso americano en su desarrollo, ahora que estaba en guerra civil norte vs sur, por motivo de la prohibición de la esclavitud.
b).- Colocar en México a un destinado por él para gobernar para siempre.
10.- Desembarcan las tropas de los reclamantes. España se retira por diversos motivos, todos sólidos, todas nacido de una información privilegiada, nacida de las logias masónicas de EU, además de las mexicanas.
11.- Inglaterra negocia y queda Francia. Sus tropas triunfantes en diversos escenarios europeos como Magenta y Solferino les da fama de invencibles, y aun más ante la inexistencia de cuerpos guerreros mexicanos, sujetos a la organización, administración, “espíritu de cuerpo”, oficialidad egresada de academias militares, sin manuales de guerra o protocolos de confrontaciones bélicas.
Destacando batallas está la de Acultzingo. Un cuerpo de inteligencia bien constituido, hubiera diagnosticado el porvenir de la imperial Francia durante los próximos cuatro años, hasta su reembarque de tropas hacia puertos franceses, dejando de pronto el cadáver del enviado de Napoleón “el pequeño”.
Mañana 5 de Mayo de 1862, la Imperial Francia, la bélica, tendrá su prueba de fuego.