1. Durante la época de la dominación española —300 años—, las naciones autóctonas ascendían a 72, eran dueñas de aguas, tierras, bosques, planicies, llanuras, montes y montañas.
2. Los conquistadores provenientes de España que jamás ascendió su número de unos cientos, practicaron lo que ahora el señor Gali practica con éxito en Puebla: “El enemigo de tu enemigo puede y debe ser tu amigo”, para triunfar.
3. Doscientos mil indígenas de naciones originarias de estas tierras, sufrientes todas por la dominación azteca, con odio agigantado durante décadas —por violaciones, exacciones, pago de tributos que los dejaba en la hambruna a veces por años—, marcharon al lado de los de Hernán Cortés para humillar a sus enemigos de siempre: “los de México-Tenochtitlan-Azcapotzalco-Tacuba-Texcoco. Y lo lograron.
4. Millones de seres humanos desde el Río Nueces hasta Centroamérica, fueron sujetados al destino de los vencidos: La esclavitud total.
5. Todos los asentamientos humanos de todas las naciones aborígenes fueron repartidas: “A mengano tantos indios con familia entera y tanto espacio en tierras; a fulano tantas tierras, familias de indios, más 10 bosques, con 3 arroyos, o playas o cerros o bosques”.
5.1. El rencor generado durante 300 años de esclavitud fue el motor de la Guerra de Independencia librada contra España”, la cual hizo de Hispanoamérica durante tres siglos, su caja chica $$$.
5.2. Una bola de zánganos —de huevones decía Juana Sekbe Saade, mi abuela, allá en la puerta de la Mixteca—, decidían desde Toledo o desde Madrid, la existencia de guerra con sus vecinos, pues el oro y con la plata americana convertida en millones de doblones, podían comprar en otros países armamento, vestimenta, buques y hasta ropa con insignias, pues la sociedad española era improductiva desde la época de la dominación Romana.
5.3. Con esos metales sostenían los gastos muy menores, como por ejemplo: El Escorial de dos mil habitaciones, donde los cortesanos hacían la corte a diario cerca o lejos del Monarca en turno, esperando que gozara sexualmente a sus esposas o hijos, o hijas a veces.
5.4. En la Nueva España existieron 16 clasificaciones de la sociedad. De acuerdo con su rango de acceso a la dominación, estuvieron a favor o en contra de la Independencia de España; la Guerra de Independencia; de la Independencia de España; del Centralismo o del Federalismo; de la República Liberal o de la Intervención Francesa.
6. En el 5 de Mayo de 1862, Puebla como todas las ciudades importantes novohispanas, reúne en su vecindario a representantes válidos históricamente de los aun subsistentes 16 estamentos sociales, toda vez que el fuego de 1821 seguía vivo. En Puebla había “pelados, chinas, aguadores, vendedores de pulque, dueños de figones o de changarros, hasta opulentos propietarios de tierras o casas aun más dotadas de confort que en Toledo o el mismo Madrid.
7. Así que cuando se habla “de que la Puebla debería ser bombardeada o cañoneada”, por estar con el invasor, seguramente se referían los dicentes a que los grupos de grandes propietarios les convenía la gobernación extranjera en lugar del peladaje que había conquistado el poder.
7.1. Los capitalistas ahítos de privilegios materiales o sociales, estaban del lado que deben estar los seres dignos de compromisos cumplidos bajo la palabra concertada.
7.2. El pueblo llano estuvo con la República, amén de uno que otro ricachón y los escasos intelectuales o luchadores sociales de esos días.
8. “Puebla es una ciudad de lujo: cortesana, es coqueta y encantadora, se atavía de perlas y brillantes, se ciñe de flores, se satura de aromas y humedece su limpia frente con las aguas prístinas del Atoyac; anacoreta, las nubes del cielo se posa a sus plantas, una corona de estrellas ciñe su inmortal cabeza, y los serafines le dan sombra con sus alas de púrpura salpicadas con el rocío del cielo.
9. “La minerva indiana tiene la armadura del arcángel, y una cascada de bucles cae bajo su gorro de acero, donde reverberan los ardientes rayos del sol.
“De pie sobre las cumbres de sus montañas, ha esperado a sus adversarios, y si ha caído alguna vez sobre la arena, ha arrancado un aplauso de su enemigo, porque al desplomarse, lo ha hecho en postura digna y académica, como los gladiadores antiguos en el anfiteatro griego —Juan A. Mateos. El Sol de Mayo—.
NUESTRA CASA
Casa Aurora. 3 Sur entre 13 y 15 Poniente. Se traga, no se come.