En días pasados, el primer ministro italiano, Matteo Renzi, presentó la primera etapa de las obras de restauración del Coliseo de Roma.
De acuerdo con los datos dados a conocer, el costo de esta obra en su totalidad ascenderá a 25 millones de euros, con los cuales se logrará la primera restauración del gran circo romano desde su edificación.
Usted se preguntará ¿a qué viene el comentario, tratándose de un una columna política de Puebla?
Bueno, pues resulta que la remodelación del Auditorio Siglo XXI que el gobernador Moreno Valle ordenó a mitad de su sexenio representó una inversión similar a la del milenario Coliseo de Roma.
Aunque usted no lo crea, la transformación del Auditorio Siglo XXI inaugurado en 2004 costó lo mismo que la histórica restauración del gran circo.
Esta es una nota publicada esta semana con relación a la restauración del Gran Coliseo Romano: "Así quedó el Coliseo romano tras costosa remodelación.
El Coliseo se empezó a construir en el año 72 dC y se terminó de construir en el año 80 dC ahora abrirá sus puertas al público con una imagen similar a la del año 85 después de Cristo.
Esta restauración fue una de las más costosas del mundo, en esta limpieza se quitó hollín, chicles, entre otras manchas.
La empresa que hizo esto posible es Tod´s, la cual es una tienda de zapatos y artículos lujosos, esta empresa donó 25 millones de euros para la restauración.
En total fueron restaurados 93,245 metros cuadrados, en el proyecto, aparte de devolver el estado de la piedra original, también se descubrieron varios elementos que habían quedado ocultos por la suciedad."
Pero vayamos más lejos.
Tal y como se desprende del cuerpo de la nota, mientras las obras en Roma fueron subsidiadas en su totalidad por la empresa privada Grupo Tod's, propietario de marcas de lujo en ropa y calzado; en Puebla, después de que el Auditorio fue explotado durante años por Televisión Azteca, la remodelación se hizo con dinero público.
Por increíble que parezca, los poblanos pagamos la remodelación de un inmueble público al que debió darle mantenimiento la empresa que lo regenteaba.
Y en Roma fue una empresa privada la que sufragó la citada obra, por un monto de 25 millones de euros.
Lamentablemente, la falta de sensibilidad y cordura del Señor de Los Cerros provoca el derroche absurdo del dinero público, sin buscar otras opciones como la inversión privada que permitan solventar estas obras.
Dicen que Roma no se hizo en un día; Puebla tampoco, pero Rafalandia parece que sí. Aunque sea de utilería.
Nerón quemó Roma y Rafael se quemó el dinero de Puebla.
Dos milenios después, también tuvimos nuestro Nerón.