Si “querer es poder”, joder, yo no quiero poder, porque el poder quiere todo y entre más se quiere menos se tiene lo que en verdad se quiere. Y lo peor: cuando uno puede, a veces, ya no quiere.
Decía el doctor Gunther Hoffer que, no siempre “el que quiere puede”. Hizo un estudio con más de 5 mil matrimonios con más de 40 años de casados y comprobó que el dicho no responde a ninguna realidad fisiológica, puesto que solo el .05 por ciento pudo cuando quiso; lo curioso del caso es que esta misma proporción se dio entre un grupo de personas con trastornos digestivos, es decir, con estreñimiento crónico, tampoco pudieron cuando quisieron, es más, un 98 por ciento desarrolló crisis de hemorroides aguda.
Gunther Hoffer ha dedicado su vida en la Universidad de Strhurtberd en Berna a analizar por qué solo.05 por ciento puede cuando quiere y, descubrió que, en realidad no querían lo que querían, sino que acabaron queriendo eso, lo que no querían, porque sus cerebros producen elevados niveles de valemadrina, una proteína que se descompone en animevalemadrina que tienen relación con las endorfinas que causan un placer parecido al que produce el Tlapehue.
El doctor Hoffer ha afirmado a la comunidad médica de Thyreudsbhan de Leningrado que al distribuir Tlapehue entre las personas mayores de los 58 años favorecería su potencial tanto de “querer” como de “poder” ya que los formaldéidos de la Tlapehuemina se transforman en compuestos de valemadrina que se relacionan con la paz interna.