Lector querido: A veces siento como que estamos padeciendo el estrés de los estertores de algo que va a morir. Herman Hesse decía en su Lobo Estepario: “…para nacer hay que destruir un mundo”, y eso es lo que siento.
Todo está patas p´a arriba, por todos lados, en todo el mundo la gente ya se hartó de sus políticos y gobernantes, si no el planeta tierra ya está como hasta la madre de lo que le estamos haciendo.
Los seres humanos, incluyendo a esas subespecies que se dicen políticos, perdimos tres palabras que son el secreto de lo bien nacido: honestidad, bondad y agradecimiento. ¿Cómo puede sobrevivir un país con una filosofía de “el que no tranza no avanza”?, donde el dar, va en contra de “el que jode primero, jode dos veces”, ¿qué puede esperar un planeta al que se le arranca todo, se le destruye?, en lugar de mostrarle un poco de respeto y agradecimiento.
El agradecimiento es un acto que nos baja del “pedestal” de papel de china que nos construimos a lo largo de la vida, donde nos hacen creer que merecemos todo y que nadie nos merece.
Por desgracia, estamos tan torcidos ya que pensamos que alguien bondadoso es alguien, tarado a quien se le ve la cara de tarugo fácil. Y alguien honesto de seguro que es alguien que busca algo trama algo; por eso es así… es tan raro.
Si quienes nos gobiernan, si los que tienen el poder vivieran de acuerdo con esas tres palabritas, no veríamos, ni viviríamos lo que hoy, hoy, hoy, estamos viviendo.