La madrugada del sábado 25 de junio, un elemento identificado como “casco”, del Centro de Operaciones y Emergencias (Copem), ubicó un convoy de militares que trasladaba camionetas aseguradas con hidrocarburo robado y sin más disparó su arma de asalto en contra de la caravana y después se retiró sin que pudiera ser detenido.

Horas más tarde, las instalaciones del Copem, que se ubican en Tepeaca, fueron rodeadas por militares, siendo un capitán y el coronel de esa partida quienes ingresaron a la oficina para entrevistarse con el encargado Eseliem Lorenzo, el reclamo fue porque les habían disparado, si se debieron haber dado cuenta que era un convoy militar.

El oficial Eseliem no se dejó inmutar por la presencia militar y le contestó que mientras los militares no le reporten nada, lo volvería a hacer.

Los dos mandos militares le dijeron que en ese momento el problema se tenía que resolver entre ellos y la única contestación de ese oficial era que tenía que informar a sus mandos.

Antes de retirarse, los militares le dijeron que si no se arreglaba entre ellos los iban a chingar si los encontraban torcidos —si los hallaban protegiendo a chupaductos-.

A raíz del “saludo” de los militares, se acentuó su presencia en los alrededores de donde se encuentra el Copem, sin que exista motivo alguno.

No tiene ni 10 días que uno de estos elementos fue golpeado por sujetos desconocidos y las lesiones fueron de tal consideración, que este tiene actualmente 10 días de incapacidad.

Otro elemento al salir franco —de descanso— fue interceptado por dos sujetos que tenían corte tipo militar y le dejaron un mensaje, “que le dijera a sus compañeros que le vayan bajando de huevos o les van a poner “dedo”.

Estos hechos forman parte de una queja de elementos de la Policía Estatal Preventiva (PEP), que fue enviada a la Contraloría del Estado, que forma parte de muchas pruebas que esta dependencia tiene para informar y proceder en contra de quienes están protegiendo a las organizaciones criminales dedicadas al robo de hidrocarburos en la zona conocida como “Triángulo Rojo”.

 

La Policía del Estado vs la de Amozoc

Son muchos los que atestiguaron las reuniones privadas entre Raúl Moreno Sánchez, director de la Policía Municipal de Amozoc de Mota y de Guillermo Palma Salazar, director de Operaciones Especiales de la PEP, ambos presumían de mucha amistad.

Hasta que surgió la disputa por el cobro de cuotas a chupaductos o cuachicoleros, además del territorio de operaciones.

De Palma Salazar existen antecedentes que lo vinculan con protección al crimen organizado.

Fue un oficial de nombre Julio César, a su mando, quien causó daños a dos unidades de la Policía Municipal de Amozoc, cuando fue descubierto protegiendo a cuachicoleros, para luego darse a la fuga.

El jueves 14 de julio, un grupo de choque que utilizan los cuachicoleros, interceptó, en algún punto de la población de Chachapa, a elementos de la Patrulla 439 y los obligó a bajar de la unidad, entregar sus armas y rendirse.

Los uniformados estaban de recorrido por la Cruz de piedra que se ubica en el camino a San Miguel Espejo.

Ese día la PEP recibió el reporte de que sus compañeros eran perseguidos por gente armada que iba a bordo de una camioneta y en dos vehículos…

A los policías los dejaron abandonados en la carretera federal a Tehuacán.

Al poco rato de lo ocurrido, al “apoyo” solo llegó un inspector de nombre Oscar y luego el director de Operaciones Especiales, Guillermo Palma Salazar, este último y su chofer subieron solos a donde estaba el reporte de que había ordeña clandestina de hidrocarburos y regresó con la patrulla y las armas que les habían quitado a los policías.

Para entregárselas, los citó en el Soriana más cercano a ese lugar.

Al siguiente día —viernes— a las 10 horas, por la misma zona donde se reportó la ordeña, donde persiguieron y despojaron de su patrulla a los elementos de la unidad 439, circulaba otra patrulla, la 436.

Los uniformados detectaron que en ese momento se estaba llevando a cabo una reunión, cuando fueron rodeados por varios sujetos, apareciendo Guillermo Palma, el jefe de Operaciones Especiales de la PEP, acompañado del oficial Julio César, quien había disparado contra policías de Amozoc.

Palma Salazar estaba molesto con ellos, “ustedes que chingao hacen aquí, lléguenle a la ver…”.

Estos policías más tarde fueron cambiados del servicio que tenían establecido.

A partir de ese momento, los únicos que pueden ingresar a Chachapa, donde se ordeñan ductos, son: el oficial Julio César, el oficial Farisa, el inspector Domingo, quien es encargado del sector y otro elemento al que le apodan “El Changuito”.

Palma Salazar tiene una esposa que es agente del Ministerio Público y tendría alguna amistad directa con el fiscal general del Estado, Víctor Antonio Carrancá Bourget.

Se presume que las alianzas entre Palma Salazar y el grupo de chupaductos que opera en Chachapa y en algunos otros puntos fue lo que motivó lo ocurrido el pasado 1 de septiembre, cuando policías de Amozoc fueron descubiertos protegiendo a los ladrones de combustible.

La historia sigue…

 

Nos vemos cuando nos veamos.