A su particular modo, el crimen organizado celebró “El Día de la Independencia”, y se especializó en ridiculizar al gobierno de Puebla, que presumió de una celebración “blanca”, sin mencionar el asesinato de otro periodista durante su administración, porque el primero fue Adrián Silva Moreno, ultimado la tarde del 14 de noviembre de 2012, cuando había terminado de cubrir un operativo de robo de combustible.
Gente de esta delincuencia organizada tuvo a bien ejecutar al periodista Aurelio Cabrera Campos, especializado en el área de investigaciones policiacas, director del semanario El Grafico.
A los sicarios les gusto la noche del 14 de septiembre para meterle cinco balazos a Aurelio Cabrera, cuando este iba a bordo de su vehículo Voyager tipo Mercury, color vino, placas TWB-6209, por el kilometro 107 de la carretera federal México-Tuxpan.
Como ha ocurrido a lo largo de esta administración, que está por concluir en el mes de enero de 2017, del asesinato del periodista no hubo comunicado alguno.
Sí se preocuparon por informar que iban a investigar lo ocurrido en Chichiquila, donde la población linchó a dos presuntos secuestradores y violadores, mientras que un tercero logró salvarse.
No se preocuparon por informar cómo había ocurrido la muerte violenta del compañero periodista, se quedaron callados y esperanzados a que, como siempre, la prensa nacional minimice lo ocurrido en Huauchinango, donde se nueva cuenta se violentaron los derechos humanos de los periodistas.
El 14 de noviembre del 2012, esta administración se preocupó por atacar al periodista asesinado, Adrián Silva Moreno, como ha ocurrido y sigue ocurriendo en los estados donde comunicadores son víctimas de la delincuencia organizada y del desánimo, por compromiso o negligencia de sus gobernantes.
En esta ocasión, lamentablemente no se espera otra cosa que el mismo tipo de ataque, para el deslinde de responsabilidades, para que el fiscal del estado, Víctor Antonio Carrancá Bourget se vuelva a lavar las manos, como ha ocurrido en la zona oriente del estado donde el crimen organizado hierve por su presencia.
Se puede decir que “para fortuna”, el caso del periodista Aurelio Cabrera Campos va a ser atenido por la Fiscalía Especializada en Atención de Delitos Cometidos Contra la Libertad de Expresión (FEADLE), de la Procuraduría General de la República (PGR), como nunca ocurrió con el caso de Adrián Silva Moreno.
El otro grito
La noche del sábado 16 de septiembre, un grupo de 8 sujetos que portaban armas de asalto, a punto estuvo de llevarse secuestrado a Rigoberto Barragán Amador, quien en la administración 2005-2008 fue presidente municipal de Venustiano Carranza, considerado —el municipio— bastión del crimen organizado.
El exalcalde, hermano del diputado federal por el Distrito I, Carlos Barragán Amador, se dirigía a su domicilio, ubicado en Lázaro Cárdenas, La Uno, cuando el comando armado intentó detenerlo e hizo disparos en su contra, tocándole uno de estos en una oreja.
El expresidente, además de uno de sus hermanos, quien lo acompañaba, decidieron no obedecer la indicación de los agresores y acelerar el vehículo donde se transportaban, logrando salvarse, no saben si de un secuestro o una ejecución.
Los hechos fueron en la carretera Xicotepec-Villa Ávila Camacho, el expresidente circulaba en su camioneta Suburban de color vino, y al pasar por el tramo de “La Herradura”, se encontraron con un bloqueo de piedras y palos, pero no se detuvieron.
Los hombres armados se les pararon de frente y les ordenaron que se pararan, tampoco se detuvieron.
Entonces les dispararon.
Pero no se detuvieron y así dejó de formar parte de la lista de presidentes y expresidentes que han sido asesinados en Puebla durante esta administración.
Nos vemos cuando nos veamos.