Era de esperarse, la Fiscalía General del Estado (FGE), más bien dicho, su titular, Víctor Antonio Carrancá Bourget, se están encargando de limpiar el cochinero del gobierno del estado.
De quitarle los, para ellos, estorbosos casos que preocupan a la sociedad.
El más cercano, la ejecución del periodista Aurelio Cabrera Campos, ocurrido el pasado 14 de septiembre en la zona de Huauchinango.
Que mejor decir en un boletín que uno de los compañeros de labor de Aurelio Cabrera es el responsable de su muerte y que los hechos ocurrieron por problemas personales.
Y surge una pregunta.
¿Usted recuerda a nuestro fiscal, antes procurador, cuando mintió sobre el caso de San Bernardino Chalchihualpan, con la muerte de un menor de 14 años de edad, sobre el proyectil de gas lacrimógeno que impactó su rostro y le causó la muerte?
En ese entonces, Carrancá Bourget montó todo un escenario para defender la teoría de la onda expansiva por la explosión de un cohete.
Ahora es difícil creer que Aurelio Cabrera fue ejecutado por cuestiones personales con otro periodista.
¿Por qué no nuestro fiscal se quita de problemas y le da entrada a otras investigaciones, esta vez por parte de la Fiscalía Especializada en Atención a Delitos Contra la Libertad de Expresión?
¿O a qué le teme este gobierno?
¿Se acuerda usted de Adrián Silva Moreno?
El 14 de noviembre de 2012 ejecutaron a otro periodista. Adrián Silva Moreno, fue asesinado de diversos disparos de arma de fuego accionados por un grupo de hombres armados que se movilizaban en dos camionetas de lujo, luego de que el comunicador asistiera al aseguramiento de una bodega, en la ciudad de Tehuacán, donde almacenaban combustóleo presuntamente robado.
Junto con el periodista, que trabajaba en forma independiente, también fue asesinado su acompañante identificado como Misray López González, de 27 años de edad. La entonces Procuraduría General de Justicia (PGJ), al respecto informó que en el lugar de los hechos, en la colonia Granjas de Oriente, fueron asegurados cartuchos percutidos calibre .38, además de una camioneta Ford tipo Lobo de doble cabina, placas KY-81-023 del Estado de México que los sicarios abandonaron porque se le ponchó una llanta.
El asesinato del periodista ocurrió a las 12:30 horas del miércoles 14 de noviembre en el libramiento San Marcos, entre 17 Sur y Camino Viejo a San Diego, cuando regresaba de cubrir la información de un operativo realizado por elementos de la 24 Zona Militar del grupo de Caballería Motorizada, con sede en Tehuacán, quienes hallaron una bodega clandestina donde almacenaban combustóleo de dudosa procedencia.
Adrián Silva llegó a bordo de su vehículo Nissan Tsuru de modelo atrasado e iba acompañado de su amigo Misray, desde esa zona se comunicó vía celular con una de sus compañeras y al parecer le dijo que notaba cosas extrañas, por lo cual recibió la recomendación de retirarse y así trató de hacerlo.
Cuando Adrián se retiraba fue alcanzado por dos camionetas, una Chevrolet tipo Suburban y una Ford tipo Lobo —esta última robada con violencia en Ciudad Nezahualcóyotl, en la Ciudad de México— que materialmente lo encajonaron para no permitirle que escapara. Mientras que un grupo de desconocidos bajó de la Suburban para disparar sus armas contra el periodista, que quedó muerto en el asiento del conductor de su unidad; su amigo Misray trató de escapar, se bajó del Nissan y corrió, pero fue alcanzado por los tripulantes de la Ford Lobo, que sin más lo ejecutaron a balazos y luego escaparon en la Suburban porque a su unidad se le ponchó una llanta.
Tras el crimen, al lugar llegó el agente del Ministerio Público de turno que se hizo cargo de las diligencias del levantamiento de cadáver, abriendo la averiguación previa 4000/2012/Tehuacán, por el delito de homicidio.
Estará usted de acuerdo que durante esta administración de gobierno han sido asesinados dos periodistas.
Es necesario que ese primer caso se vuelva a investigar y que ahora sí intervenga la Fiscalía Especializada en Atención a Delitos Contra la Libertad de Expresión.
Nos vemos cuando nos veamos.