No sé si estarás de acuerdo conmigo, lector querido, pero yo pienso que si alguien roba o asalta por primera vez es mala onda, debe ser castigado por un período determinado de tiempo en el bote; vaya, estoy de acuerdo en que puede tener otra oportunidad de regenerase.
Ahora, si lo hace por segunda vez, que le dupliquen el castigo, pero si lo hace por tercera vez, simplemente debe quedarse en el tambo y aprender a vivir fuera de la sociedad. Hay ratas que andan sueltos y han caído y recaído por cinco y ocho veces…no se vale.
Los dejan sueltos por complicidad, por ineptitud o por idiotez de los ministerios públicos, y la verdad, ninguno de los tres motivos puede ser válido, mucho menos si ya rondamos el top five de la corrupción.
No se pude presumir de ningún avance cuando padecemos un retraso de éste tamaño en la corrupción: De qué sirven las “ruedas de la fortuna”, los puentes, periféricos y demás si la seguridad está en la lona.
Sin seguridad no puede haber nada, ni salud, ni turismo, ni economía sana ni nada.
¿Qué es tan difícil darse cuenta de eso? Todo lo que se haga bajo un sistema de corrupción caerá, morirá de muerte natural.
¿Por qué no invertir en un sistema que termine con este cáncer? ¿Por qué no invertir en ganarse el respeto, el afecto del pueblo, en lugar de cargar con las maldiciones, el desprecio y la falta de confianza de quienes los rodean?
Por lo visto, los agraviados no tienen derecho a la protección de la ley por una postura populista o simplemente absurda.
Decía mi entrañable abuela: dime de que presumes para ver de qué careces o dime con quién andas y te diré quién eres, o el que siembra tempestades cosechará tormentas, o al que obra mal se le pudre o Dios los hace y ellos se juntan.