El asalto que sufrió el director de la empresa Sibacg 3102 Inc., con sede en Miami, en su domicilio particular de La Vista Country Club el domingo 5, junto con los integrantes de su familia, a quienes amagaron y amordazaron para poder llevarse bienes en dinero y joyas, además de la camioneta Porsche Cayenne 2012 valuada en el mercado de los seminuevos en más de 1 millón de pesos, no hace sino reflejar el estado de inseguridad que heredó la nueva administración.
Incapaz de admitir que protagonizó el papel de un gobernante fracasado e incapaz en el intento por reducir los índices delictivos y otros renglones de la vida pública, merced de políticas públicas erráticas y grandilocuentes, los datos duros ofrecen un panorama cierto.
Un despacho de consultores con sede en España y México, especializado en el diseño de políticas de seguridad y monitoreo, evaluaciones y estrategia política, realizó un diagnóstico en materia de actividad delictiva, cuyos resultados permiten advertir un escenario complicado para el presente y futuro inmediato.
En los primeros dos cuatrimestres de 2016 registraron más de 308 homicidios relacionados con el crimen organizado, lo que significa un crecimiento porcentual de más de 140 por ciento más que todo 2015, en donde perdieron la vida casi 130 personas, ejecutadas.
En el documento al que el columnista tuvo acceso, diseñado en el último cuatrimestre del año 2016 a petición de un conjunto de personalidades preocupado por el panorama de inseguridad en Puebla, preveía cerrar ese periodo un porcentaje de 330 por ciento más que en 2015, con un total de 400 ejecuciones.
Marzo y abril aparecieron como los meses más violentos en materia de ejecuciones con 48 y 46 respectivamente, y significaron casi 1.5 muertos al día en un estado que está lejos de compararse con Guerrero, Tamaulipas o Sinaloa.
Entre los municipios en los que se registró el mayor índice de actividad delictiva se encuentran Palmar de Bravo con 7 por ciento; Tecamachalco y Acatzingo, con 5 pero no son los únicos. San Pedro Cholula, Calpan y Atlixco tuvieron un cuatro por ciento y la capital de Puebla, un 15 por ciento.
El diagnóstico confirma la presencia en el territorio de al menos tres cárteles delictivos: El de Sinaloa, del Golfo y Los Zetas. Se disputan la distribución de droga al menudeo, pero también el control de la extracción de hidrocarburos. Le entraron al huachicol, pues.
La batalla por la plaza del Triángulo Rojo, dividido entre los municipios de Tepeaca, Acatzingo y Palmar de Bravo, ha arrojado casi un 12 por ciento de las ejecuciones consideradas en el rango de la actividad de la delincuencia organizada.
La sintomatología de la enfermedad en el sistema de prevención de actividades delictivas tiene un origen: complicidad de autoridades lo que se traduce en el debilitamiento de las instituciones, la reciente transmisión de poderes en el territorio y el despido masivo de policías, sucedido en el sexenio anterior.
La política de seguridad en Puebla, de principio a fin, ha sido un fracaso.