No quiero pensar que nuestro ínclito señor alcalde de San Andrés Cholula ignore lo que dictan las leyes respecto al ruido, a los demenciales decibeles de sonido que se viven en los antros por las noches y que destrozan el sistema nervioso de los pobladores del municipio, que tan escrupulosamente gobierna.
Seguramente sus múltiples ocupaciones no le han permitido circular por el Camino Real, que se ha convertido en un verdadero calvario para los changarros del lugar —porque no se pueden parar ahí ni las moscas—, y para los penitentes manejadores de la mentada y reducida calle, que tardan una barbaridad en atravesar cinco pinchurrientas y bicicleteras cuadras.
Desde mi enloquecido punto de vista, han convertido el lugar en un brillante monumento a Kafka.
No dudo que un día de estos se levanten en armas todos los dueños de los pequeños changarros en cuestión o los pobladores del pueblo de San Andrés que estamos up to the mother (hasta la madre) al vivir tanto desaseo político.
Vale la pena recordar que ya una vez, en el pasado, parte de Cholula se levantó en armas. Hoy pienso que nos vamos a levantar en bicicletas o quizá en calzones, porque están dejando a raíz al jodido votante… Que Dios los agarre confesados (o en otro país).