Primero, ocasionó un escándalo al encontrarse en completo estado de ebriedad, acosando a una de las clientas del Restaurante “La Silla”, luego enfrentándose a golpes contra dos hermanos que defendieron a la cliente –por lo que perdió el pedazo de una oreja–, y luego ocultándose en el Poder Judicial y en el Nuevo Sistema de Justicia Penal, haciéndose pasar como “una víctima”.
Y ahora, ¿qué pasó con el caso del Juez Primero de lo Civil, Gabriel González Alegría?
El Juez sigue despachando, como si nada hubiera ocurrido.
Ni fue suspendido, ni fue amonestado.
Nada.
Todo indica que se puede ser Juez, se puede ser abusivo, se puede ser agresivo y no pasa nada.
Por lo menos en Puebla.
El presidente del Tribunal Superior de Justicia (TSJ), si no es compadre de González Alegría, sí es su comparsa.
El lector podría pensar que el Juez González Alegría le pudo haber pasado una lana a Roberto Flores Toledano, el presidente del Tribunal de Justicia, o le vendió algún tipo de favor, para hacerse el desentendido en un caso donde el Poder Judicial quedó expuesto.
¿Qué pueden pensar quienes acuden al Juzgado de Gabriel González Alegría?
De seguro no lo bajan de misógino, de abusivo y de ridículo, por aquello de la oreja.
¿Quiénes pueden imaginarse que Alegría sea un “buen juez”, con “buen criterio” para sus casos civiles?
¿Se le puede tener respeto?
La otra parte
Mientras el Juez Alegría debe de estar librando una lucha de credibilidad, Christian Mayagoitia, ganó un amparo en el Juzgado Tercero de Distrito en Materia de Amparo de Materia Penal de Puebla, en contra del Juez de Control, que le había fijado una fianza de 500 mil pesos, para que fuera de 50 mil pesos, porque fue calificada como excesiva, lo mismo que acudir a firmar cada 8 días, como si se tratara de un delito grave.
Y es que resulta extraño que este Nuevo Sistema de Justicia Penal en Puebla, esté beneficiando a cientos de delincuentes detenidos por diversos delitos y en el caso del Juez Alegría hayan descargado su ira jurídica.
Y es que pensarán que “a la banda se le respeta”.
¿Y “La Silla”?
Por cierto, el Ayuntamiento de Puebla, a través de la Dirección de Gobierno o de Normatividad Comercial, no ha impuesto un solo castigo por lo ocurrido en el interior del restaurante “La Silla”.
¿Será porque entregaron el video que demostró que el Juez Alegría es un mentiroso?
Este negocio, de acuerdo con los reglamentos municipales, debe de ser multado o clausurado, o las dos cosas.
¿O será que ya se arreglaron?
Nos vemos cuando nos veamos.