Académico reconocido, pensador crítico del sistema partidocrático y desencantado del método de elección interna en el Movimiento de Regeneración Nacional, el doctor Enrique Cárdenas podría haber hecho su mayor contribución en la elección de 2018, al PRI.Me explico. En los últimos meses una idea ha cobrado casi carta de naturalización en un amplio sector del priismo en medio de un estado anímico general, por lo menos antes de que ese partido político obtuviera triunfos electorales en Estado de México, Coahuila y Sinaloa y que tenía que ver con un antipriismo entre los electores.
Ese sentimiento permanece, pero ese conjunto de triunfos terminó por engallar al partido del Presidente de México para conseguir dejar a un sucesor militante en Los Pinos y en la mayoría de los estados en disputa con los listados nominales más abultados, como son los casos de Puebla y Veracruz, que vivirán elecciones concurrentes.
En medio del desaliento provocado por el rechazo abrumador hacia el PRI y el crecimiento en las encuestas de Morena, el partido de Andrés Manuel López Obrador, existe una certeza: el voto duro del partido de Peña Nieto se irá con el del ‘viejo PRI’, según cataloga a AMLO la semana pasada en las páginas de El País, el antropólogo Roger Bartra.
En la sangre del priismo aún corre ADN de la arqueológica izquierda, se explican los propios militantes de añeja trayectoria. Un verdadero priista jamás votaría por el Partido Acción Nacional, según se establece en este microcosmos ideológico.
Lo mismo puede comenzar a suceder en la otra ala del paisaje partidista. Un segmento notable del panismo vive con un enojo contenido por la forma en la que se ha conducido desde la esfera de Rafael Moreno Valle, el gobernador que los ignoró a la hora de la toma de decisiones estratégicas.
Y así como un priista nunca votaría por un panista como opción de cambio; un panista tampoco lo hará por Morena, el extremo de los posicionamientos en la escena política.
La decisión legítima del ex rector de la UDLAP por buscar una candidatura independiente a gobernador, apoyada por un grupo de notables, lo coloca en la preferencia de quienes han votado históricamente por Acción Nacional.
El boquete que el académico provoque en Acción Nacional por la captación del voto ciudadano, si es que consigue reunir los requisitos establecidos por la autoridad electoral, será exactamente proporcional a la sangría generada en el partido en el poder.
Puede ser que Enrique Cárdenas no pueda contra las maquinarias de tres partidos políticos fuertes como el PRI, Morena y el PAN, pero uno de ellos tendrá mayores dificultades por la dispersión del voto. Ese ya es un problema para quien vaya a competir por Acción Nacional.