“Le Saludos.

Leí su columna que habla del señor Adrián Juárez, a quien le apoyan ‘el charrascas’, donde usted dice que a nombre de la Delegación Puebla de la POR, me está pidiendo una cuota de mil pesos a la semana para que me deje vender discos de películas y de música en mi local que tengo en la cuchilla.

El señor que pude le digamos ‘Delta’, no sólo quiere que yo le de dinero sino que además organice a mis demás compañeros que venden discos y memorias musicales para que cada uno le den mil pesos, en caso contrario nos van a detener y a acusar de que vendemos drogas.

Dice que su Delegado se encabrona cuando no le entramos y tengo miedo de que me pueda ocurrir algo malo sino obedezco, le escribo por que no le voy a dar dinero a este sinvergüenza y quiero responsabilizarlo por si le pasa algo a los comerciantes de la cuchilla (sic)”.

Termina el mensaje.

“El Charrascas” para enterados

Las corporaciones de policía local que han utilizado los servicios de Adrián Juárez (a) “El Charrascas”, como madrina o dedo, no saben en realidad el monstro que han creado y que ahora se ha pasado al crimen organizado para trabajar en extorsiones, no sólo a sospechosos de cometer algún delito, sino a civiles y a quien se le pare en frente.

“El Charrascas” de manera inicial era utilizado como madrina en la Policía del Estado, sin embargo, los abusos y excesos que cometió lo llevaron a que fuera separado de cualquier grupo de inteligencia, de hecho, estuvo preso en el Cereso de San Miguel.

La labor de este sujeto consistía en ubicar delincuentes, saber cómo operaban y después reportarlos a los grupos de policía para quienes trabajaba, y a cambio le convidaban del botín asegurado a los detenidos o le pagaban en efectivo o con drogas para que las pudiera vender.

Lo primero que hizo fue contactarse con grupos delictivos, a quienes les pedía dinero o drogas a cambio de no ponerlos con la policía, y de esta manera obtenía más dinero, jugando en ambos bandos.

Luego, junto con otros sujetos se dedicó a cometer robos, amparado con un uniforme de policía que se ponía.

En su contra, tuvo o todavía tiene una denuncia por violación, lo que lo llevó en un tiempo en permanecer oculto.

Esa misma actividad, la de delatar, la realizó y realiza en la Policía Ministerial, donde a cambio de dinero o drogas para vender delata a delincuentes, de los que previamente hace sus amigos para que le tengan confianza.

Pues ha trascendido que este sujeto ha ampliado sus zonas de operación.

De alguna forma obtuvo información de centros de operación del crimen organizado, en Puebla y ahora también se dedica a dar informes de civiles para que sean extorsionados o incluso secuestrados.

De lo que aquí le comento ya algunos grupos de inteligencia de corporaciones de policía están enterados, y son ellos mismos quienes lo investigan.

Nos vemos cuando nos veamos.