La sociedad parroquiana, así llamada por el liberalismo original, se veía como un obstáculo a las fuerzas del progreso, que pronto iluminarían la vida humana amparada en las metas de la prosperidad, la sociedad racional y libre.
Ahora, las fronteras y quienes se resisten a la globalización, con su régimen de verdad que lo legitima, se han convertido en los nuevos parroquianos, obstáculos del progreso instituidos por el capital financiero que se revaloriza al margen de los procesos productivos, pero sin excluirlos.
El mundo sólido es trastocado y convertido en añicos por el empuje del “progreso” que, como dice Mattelart, se ha convertido en un arma más efectiva que cualquier cañonazo o acto de fuerza: es más efectivo y llega más lejos.
El mundo sólido vuela por los aires y de ese mundo sólido (parroquial-nacional) se transforma e líquido, dice Bauman, en referencia a Marx. Lo que quiere decir que, con respecto al ciudadano moderno, lo que lo protegía, ahora vuela por los aíres.
El lugar que ha quedado vacío luego de que lo sólido se ha dinamitado y volado por los aíres, lo ha ocupado la fuerza del mercado. La sensación de que no existe nada que proporcione cierta certeza se interioriza en hombres y mujeres.
El declive de lo social por el mercado ha transformado a la sociedad en una comunidad sitiada, como titula Bauman a una de sus obras. La nueva matriz social mercantil de lo social ha desactivado la protección de aquello que surgió del concepto de humano.
El “mal” como concepto filosófico y moral se ha tornado en práctica social, asociada al mercado. Si las multinacionales colocaron punto final a la idea de progreso social fundando un nuevo colonialismo, la globalización le puesto un punto final al concepto de lo humano.
La sociedad y cultura occidental de la que somos herederos construyó lo sólido sobre el principio de colocar a lo humano como epicentro de su imaginario del futuro. La finalidad ética de la producción ha sido sustituida por los fluidos de capital al margen de la sociedad y contra ella.
Dice Bauman, retomando a Kant, que difícilmente podemos decidir sobre el principio de velocidad que ha sustituido al espacio y que nos coloca a unos frente a otros; sin embargo, establece, que lo que si podemos determinar es cómo queremos vernos unos a otros, ahora.
Humillados y sometidos a fuerzas ajenas que nos atropellan, intimidan, destrozan física y espiritualmente, o bien, apoyados en lo que tenemos empezar la construcción de un tipo de sociedad que no renuncia a sus conquistas, pero que desea verse de manera diferente.
Estas son algunas ideas expresadas en la obra de Zygmunt Bauman, mismas que serán ampliadas en el Seminario dedicado a este autor, y a la que invitan el Doctorado en Ciencias Sociales de la Facultad de Trabajo Social, Sociología y Psicología de la Universidad Autónoma de Tlaxcala (UATx).
Esta actividad se organiza conjuntamente con la Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco (UAM-X). El seminario se llevará a cabo los días 16, 17 y 23 y 24 de marzo del año en curso, en las instalaciones de la Facultad de la UATx.