Sin tomar en cuenta la temporada de Semana Santa sólo habrá cuatro periodos para que comience la campaña rumbo a la gubernatura de Puebla y en el cuarto de guerra de Martha Erika Alonso Hidalgo hay dilemas irresueltos.
La consigna hasta este momento es navegar el periodo más turbulento, antes de llegar al día de la elección, entre el 29 de abril y el 27 de junio, sin la presencia física de Rafael Moreno Valle o sus cercanos, entre quienes destacan el diputado federal, Eukid Castañón Herrera.
Un panorama que parecía poco probable, pues nadie podría imaginar esa candidatura sin la influencia del ex mandatario. Sin embargo, conforme avanzan los días, la candidata ofrece muestras tangibles de ir a esa travesía con tripulación propia.
En esa lógica hay buenas señales y otras que inquietan. La nominación de Francisco Rodríguez como coordinador de la campaña que está por comenzar en cuatro semanas es un claro síntoma de independencia que deberá cuajar con el avance del tiempo.
Rodríguez Álvarez es antes que otra apreciación, un hombre decente que decidió hacer política desde que presidió el Consejo Coordinador Empresarial con fuertes vínculos con ese influyente sector.
Otro síntoma inequívoco del criterio propio de la abanderada es la marginación de la que es objeto Marcelo García Almaguer, un individuo indeseable en la esfera de los medios por su proclividad a dictar columnas en contra de los adversarios sin reparar en los daños provocados a los gestiones de Moreno Valle y Antonio Gali.
Boicoteó, difamó y humilló a quien se interpuso a su temperamento inestable, lejos de establecer una política de comunicación profesional y objetiva. Fue un profesional de la diatriba.
En lugar de este iracundo operador del ex gobernador entrará a escena Maximiliano Cortázar, quien hará dupla con Sandra Izcoa, mujer de confianza de la candidata.
El recién incorporado fue otro de los blancos que García Almaguer colocó entre sus objetivos por el enfermizo celo de sus arranques.
Cortázar parece ser el último de los personajes en repetir en un asiento en el cuatro de guerra en dos campañas consecutivas.
En el del candidato Tony Gali, compartía mesa con la propia Martha Erika, el hijo del gobernador, Tony Gali López y el ex director de Comunicación, García Almaguer, ahora candidato a una diputación federal.
Otro ausente hasta el momento es el propio Castañón Herrera, un rudo operador que fue capaz de diseñar una estrategia de operación electoral que siguieron casi en tiempo real, los integrantes de aquel war room en la elección de 2016, que terminó con el resultado que todos conocen.
Existen presencias que fortalecen a la candidata de la coalición Por Puebla al Frente; las ausencias pueblan de dudas por obvias razones. Para bien o para mal, las consecuencias podrán palparse en los primeros días de campaña, sobre todo porque las encuestas más serias reflejan un empate entre la esposa del ex gobernador y el candidato de Juntos Haremos Historia, Luis Miguel Barbosa.
El duelo de estrategias está por comenzar.