A principio de 2014 un grupo de empresarios que impulsaban la construcción de una enorme plaza comercial que hoy se erige frente al fraccionamiento de La Cima en la zona metropolitana de Puebla dijo a este reportero, con preocupación, sobre las intenciones del gobierno de Rafael Moreno Valle por expropiar el terreno al amparo de la Ley de Expropiaciones, conocida como #LeyDespojo.
No era la primera vez que Moreno Valle y su séquito pretendían arrebatar a un grupo empresarial propiedades al amparo de una ley abusiva y diseñada sólo el desquite, pero era la primera vez que conocía un testimonio vivo del oprobioso comportamiento de un mandatario que se condujo con mala entraña.
La moneda de cambio para frenar el despojo era el cese de un integrante del grupo empresarial.
La factura se pagó. El colaborador aquel fue despedido y el proyecto ahí está, erigido frente al fraccionamiento mencionado, entre una exitosa gasolinera y el río que divide el Parque Metropolitano y la espaciosa área comercial.
Recuperar ese trazo de la historia es preciso a la luz de los pasos que siguen los integrantes del nuevo Congreso local. A la velocidad que va la XL Legislatura, no quedará piedra sobre piedra del primer gobierno de alternancia política que tuvo Puebla, después de la derrota del priismo de Mario Marín Torres en el 2010.
La citada #LeyDespojo vive sus últimos días, como también sucede con la modificación legal que retiró los servicios a las juntas auxiliares de los municipios del estado que obligó a sus habitantes a deambular por veredas y caminos como menesterosos a obtener un acto de nacimiento o defunción.
Hay relatos que hablan de inhumaciones de difuntos sin la documentación del caso, ante la enorme dificultad para trasladarse con todo y muerto desde sus comunidades hasta el Centro Integral de Servicios más cercano.
Esos paquidérmicos edificios convertidos en oda a la ineficiencia y patente de concreto y hierro como metáfora de la insensibilidad del ex gobernador.
De lo hecho por la administración del panista no quedará ni el mal recuerdo al término del primer periodo ordinario de sesiones, según se puede observar. De ello también ha dado cuenta en llevar prisa la bancada que tradicionalmente obedece a los intereses de Moreno Valle, coordinada por Marcelo García.
El ejemplo es elocuente después de la primera sesión ordinaria, luego de la accidentada sesión solemne en la que fue instalada el sábado 15, en que los grupos minoritarios de Acción Nacional, Movimiento Ciudadano y Nueva Alianza quisieron medir fuerzas con el nuevo grupo dominante: Juntos Haremos Historia.
La historia ya la conocemos, el fugaz intento por imponer una Mesa Directiva a modo, como sucedió en todo el periodo de Moreno Valle, cuando las cosas se hacían por la buena o por la mala. El pálido intento por dejar en todos los cargos de la Mesa Directiva a una mujer fue echada por tierra en menos de 40 minutos.
No sólo no obtuvieron la primera derrota política en el Legislativo, sino que el gesto de salir en bloque de la sesión orilló a que usuarios de redes sociales criticaran con dureza la estrategia de un García Almaguer que no supo cómo manejar la crisis política que devino crisis viral.
La diferencia la hizo la primera sesión del periodo ordinario de este lunes en la que quedó sin vigor la denominada #LeyBala. La propuesta del bloque de la coalición Juntos Haremos Historia fue votada hasta por el coordinador de la oficialista Por Puebla al Frente, lo que dejó a no pocos observadores con una sorpresa inusual.
El diputado Gabriel Biestro Medinilla, coordinador del bloque del Movimiento de Regeneración Nacional adelantó para de la agenda que se han propuesto: abrogación de la ley de expropiaciones, la de concesión del manejo, distribución y facturación del agua, y en una de esas, hasta la Ley Agnes para aprobar las sociedades de convivencia, que concede derechos a personas del mismo sexo a formalizar sus uniones como ya aplica en la Ciudad de México.
De Rafael Moreno Valle y sus caprichos a través del poder Legislativo no quedará ni el recuerdo, pero será ejercicio recurrente volver sobre este periodo sombrío de la vida pública de Puebla a la luz del latrocinio sexenal, del que hasta sus creaturas dan cuenta ahora como diputados con las decisiones más recientes.
No olvidar ese periodo sombrío será preciso para evitar caer en la patraña de los modernizadores que venden frases hechas como abre los ojos y lo mejor está por venir.