Las dudas y sospechas que existen en torno al homicidio o ejecución del joven veracruzano Arturo Castagné Thomas a las afueras del hotel Camino Real del bulevar Atlixcáyotl no son exclusivas de la familia doliente, sino de la autoridad investigadora.

Desde que fue detenido uno de los principales sospechosos de haber participado en lo que parecía un vulgar asalto, el 5 de agosto pasado, por ejemplo, nadie de la familia del joven muerto ha rendido declaración alguna y ni siquiera han acreditado la propiedad de lo que parece haber sido el móvil del robo: un Rolex.

El caso de Catsatgné Thomas cobró relevancia específica luego de que el padre, Arturo Castagné Courtier decidió ofrecer como recompensa un millón de pesos para quien ofrezca información que conduzca a localizar al sujeto que abrió fuego en contra de su hijo, cuando la víctima esperaba sentado en las escaleras del hotel la noche decembrina aquella.

Una fuente cercana a la indagatoria buscó al autor de la Parabólica publicada la noche del domingo 3 de febrero, para ofrecer una perspectiva adicional a la que ofrecen los datos públicos de los hechos que siguen sin ser esclarecidos y cuya carpeta de investigación ha pasado de las manos de un fiscal a otro: de Víctor Carrancá Vourget a Gilberto Higuera Bernal.

La falta de una declaración de la madre o padre de la víctima, la ausencia de una prueba que acredite el artículo de lujo robado y la poca disposición de la burocracia en el interior de la Fiscalía General de Puebla para negociar una pena abreviada a cambio de información veraz que lleve a la captura del sujeto que abrió fuego, abren la posibilidad para que el único involucrado detenido, Luis Javier ‘N’ obtenga la libertad.

Ahora se sabe que Castagné Thomas, estudiante de la carrera de Administración de Empresas en el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey, campus Monterrey, murió en el instante que recibió el impacto de bala, pues el proyectil entró a la altura de la barbilla con una trayectoria de abajo hacia arriba y perforó la médula espinal: fue como si alguien hubiera apagado la luz, sin dolor ni agonia.

Pero también llena de dudas que el autor del ataque se movió a pie. Descendió del auto compacto estacionado en el carril de baja velocidad del Boulevard Atlixcáyotl con dirección al Periférico, para tomar rumbo a la autopista a la Ciudad de México, caminó hacía el hotel en donde yacía sentada la víctima.

Cuando atravesó la avenida, con cinco carriles hacía Periférico y cinco hacía Puebla, nadie advirtió que el sujeto sospechoso llevaba un arma en sus manos y lo mismo sucedió en un hotel que se supone dispone de un equipo de seguridad privada.

La única persona que pudo ver el mortal atentado fue la pareja de Castagné, amenazada por el agresor: “te va a cargar la verga”, dice el homicida, según dijeron quienes han podido ver el video de las cámaras de seguridad del hotel Camino Real.

La Fiscalía General de Puebla tiene en el caso del joven hijo de un ex funcionario del gobierno del ex gobernador de Veracruz, Miguel Alemán, Arturo Castagné Courtier, uno de los casos más explosivos de la corta gestión de Higuera Bernal. La recompensa no ha sido retirada y el reclamo paterno de la víctima es tan apremiante como vigente.

¿Quién será el responsable directo si nadie es capaz de poner de su parte para consignar al presunto cómplice de un homicida que anda libre?

¿La familia que no ha mostrado disposición para ofrecer declaración formal del contexto ni acreditar propiedad delo robado, a la Fiscalía que vive aún sus conflictos internos derivados de la herencia mal oliente de Víctor Carrancá? La impunidad siempre tiene un precio y alguien deberá saldar esa factura.