El régimen de persecución y opresión que se vivió con Rafael Moreno Valle y su larga corte terminó este domingo, en forma inobjetable. Tan determinante fue el nuevo clima de libertades que se vive en el territorio que hasta un político de la vieja guardia en el Partido Revolucionario Institucional como Mario Marín Torres se dio el tiempo para hablar de política.
El mundialmente conocido Góber Precioso, por el escándalo en el que el mismo se metió tras la detención de la autora de Los Demonios del Edén, un relato periodístico con testimonios de una cadena de pederastas de alto nivel en México, habló ayer de política en Puebla.
El ex mandatario de 2005 a 2011 no concedía una entrevista a medio alguno desde la zarandeada de que fue objeto en Televisa, primero por Joaquín López-Dóriga en el espacio estales de noticias de la noche y al día siguiente, con Carlos Loret de Mola, en la emisión matutina.
Marín también habló con el periodista Raymundo Riva Palacio, luego de desatado el escándalo y la crisis de legitimidad tras de la conversación vulgar filtrada con el empresario Kamel Nacif Borge, que desató los auténticos demonios.
La primera pregunta que hizo Riva Palacio en aquel 2014 fue: ¿Qué se siente que le llamen el Góber Precioso? Marín respondió una a una las preguntas que le hizo el autor de la columna Estrictamente Personal, pero era claro que no tendría la misma difusión ni impacto que la confrontación que había tenido con López-Dóriga ni Loret de Mola.
No parecía haber método adecuado para hacer un control de crisis eficiente que le permitiera mantenerse en el cargo como gobernador, hasta que decidió por el autoexilio, en su propio estado y un silencio sepulcral.
Nadie lo volvió a escuchar hablar en público. Acaso rumores de reuniones pequeñas en círculos de confianza, cerrados y alejados de las grandes ciudades de Puebla. En la mixteca o la sierra negra; en una fiesta de cumpleaños; en el las comidas de cada año por el mole de caderas o chiles en notada.
Como acto de exorcismo tras el largo periodo de oscuridad y linchamiento público propiciado por el régimen de Moreno Valle, habló de cerrar el paso a las campañas negras, polarización y violencia: “esperamos que las campañas sean pacíficas, que sean limpias, que no haya enfrentamiento porque la gente está cansada de tanta división, de tanto encono; ojalá que estas campañas sean propositivas”.
El asunto de la detención de Lydia Cacho, resuelto en la Suprema de Corte de Justicia de la Nación en 2008, es cosa juzgada, dijo. Marín Torres está de vuelta como ha sucedido con otros actores de la vida pública que se había tenido que replegar o esconder. Más allá de los discursos de campaña, la reconciliación está en marcha.