La estructura criminal de Cristian “N” alias El Grillo está a la vista por primera vez desde que este gángster se dio a la fuga. No obstante que el Puebla diversos mandos poseen equipos de inteligencia, espionaje y control sobre líderes pandilleriles locales con vasos comunicantes entre sí, el objetivo prioritario se les hizo humo.
No obstante habérsele encontrado responsabilidad en diversos delitos de alto impacto que han terminado por marcar episodios en la historia reciente de Puebla, sigue sin ser localizado, y la estructura piramidal con la que opera la distribución de droga, cobro de piso y ejecuciones, vigente.
El Grillo fue directamente responsable de la operación violenta de la jornada electoral del primer domingo de julio de 2018, en donde los principales contendientes fueron Martha Erika Alonso Hidalgo, por el PAN-PRD-Movimiento Ciudadano; y Luis Miguel Barbosa Huerta, de Morena-PT-Encuentro Social.
Con un número de muertos aún sin cuantificar, decenas de actos de intimidación y violencia, robo y saqueo de urnas, quema de boletas y grupos armados en la calles sin que les marcada el alto uno sólo de los policías de la corporación municipal a la que estaba al mando, Manuel Alonso García, sigue sin ser detenido.
A unas horas de la elección extraordinaria tras el deceso de Martha Erika Alonso, la mayoría de los sicarios con los que se permitió marcar con sangre la jornada electoral siguen sin ser detenidos. Un informe de inteligencia a la que el autor de la Parabólica tuvo acceso los convierte de carne y hueso, más allá de las leyendas urbanas de aquél domingo violento.
Por los menos 12 de un total de 16 sujetos que integran la galería fotográfica de este sicariato en manos del reportero tienen nombre y apellido: Rafael G., José Rubén V., Sergio Z., Jesús R., Fernando C., Bravo T., Roberto O., José Luis T., Armando P., Azael P., Fernando P., y Omar R.
No son los únicos sujetos con quien Cristian N cuenta como base de apoyo para sus actividades criminales. Desde que se hizo del control de la estructura en abril de 2018, cuando privó de la vida a su superior Enrique Demetrio Juárez Titla, junto a dos personas más de nombres Juan Antonio Reyes Meneses y Sheyla Flores Xilot, determinó ampliar su influencia criminal.
El mismo que operaba el comercio de estupefacientes en el mercado Morelos y colonias del oriente de la capital pasó a controlar las plazas en los mercados Unión y la Merced, con un sujeto conocido como “El Chupón”; en tanto “El Choquis” controla el mercado Morelos, Central de Abasto, Villa Frontera, Barranca Honda y Solidaridad.
Desde que “El Grillo” se hizo del control de la plaza decidió incorporar a un viejo conocido de los sótanos policiales y políticos, personaje oscuro que antes había sido reclutado para reventar otros procesos electorales, su padre “El patotas” que opera en calles del centro de la ciudad, apoyado por un grupo de narcomenudistas que controlan al menos una docena de narcotiendas.
Cristian “N” alias El Grillo cumplirá dos meses sin ser encontrado luego de que un operativo para rescatar a un agente de la Fiscalía General del Estado que había sido privado de la libertad en el Mercado Morelos, permitió localizar restos humanos de ocho cuerpos humanos arrojados en Chachapa a finales de marzo pasado.
El tiempo corre y se agota. Las campañas de tres candidatos a la gubernatura agonizan y el plazo es perentorio. Libre, el responsable de la ola de sangre y miedo en la elección regular de julio pasado está en la calle y la estructura criminal, intacta. Hasta donde se sabe en la Mesa Política de Diálogo Permanente de cada lunes entre representantes de candidatos, partidos y responsables de la gobernabilidad en Puebla, el asunto está ausente.