Una ciudad sin una oferta programática cultural, acorde con la identidad colectiva y la idiosincrasia social, es una ciudad condenada al inmediatismo y al vacío. Ahí es donde cabe el lamento y la lástima ante una Puebla desatendida en este rubro (así como en muchos otros), donde no existen políticas para la creación de memoria colectiva, para el ejercicio de la belleza y el placer manifestados en arte, gastronomía y en general a la puesta en escena de la trascendencia de la experiencia humana para lo cual irónicamente Puebla tiene muchísimo material de donde edificar.
Esta ciudad patrimonio de la humanidad, capital del diseño, la de centro histórico de las 391 manzanas con 2,619 inmuebles que hoy se sofocan ante el ambulantaje y la inseguridad, sencillamente no tiene rumbo alguno que denote conocimiento ni apego. Somos un municipio que por desidia y falta de liderazgo se ha borrado del mapa de la cultura nacional y ha permitido la carencia de planes estratégicos y operativos que vinculen no solo arte y cultura, sino que involucren al instituto de la juventud, al de la mujer, a instancias de desarrollo social y económico para contar con una verdadera plataforma en la materia.
Más allá de las notorias carencias en manejo de gobierno y políticas públicas de la presidenta municipal Claudia Rivera, el Instituto Municipal de Arte y Cultura en Puebla ha sido mayormente lastre que empuje. El IMACP ha acumulado una cadena de desatinos, propios de la conducción de quien nada sabe sobre este reducto de la administración pública vinculado a una dinámica social cambiante.
Hemos presenciado desde dispendios hasta golpes al aire con acciones como la lectura de poesía de afines sentimentales (primera actividad por cierto del Instituto en la presente administración), exposiciones de carácter político propagandístico que volvieron prácticamente sectaria la apreciación de apoyo hacia creadores o artistas que estuviesen en el redil ideológico del partido gobernante. En este punto, me refiero a la exposición fotográfica “Un pueblo en campaña”, del foto reportero Germán Canseco, quien en 82 imágenes capturó el andar político de Andrés Manuel López Obrador durante los meses previos a la elección federal pasada.
Los desatinos siguieron acumulándose. La ridícula “Feria del libro”, evento de ínfima calidad y logística deficiente, que llevó al dispendio de poco más de un millón de pesos, acción que contravino en lo esencial a la política de austeridad que se apega a la lógica del nuevo gobierno. Un verdadero desperdicio sin impacto ni destino dentro de la colectividad poblana.
Como remate de esta escalera de peldaños quebradizos, el retomar la mal llamada “Política de Arte Urbano”, con un tinte demagógico que acabó por ridiculizar a personas con discapacidades al elaborar un “casting” con tintes lastimeros y apocalípticos, es un contrasentido enorme. La PAU, sigue vigente al garete y dando tumbos y el IMACP no ha colaborado siquiera para dar a conocer una postura ante la probabilidad de que no sea de su incumbencia sino del DIF municipal, de Desarrollo Social e incluso de Seguridad Pública, frente a la especulación de que los “payasitos”, estén en demasía alejados de la búsqueda per formativa, sino que tienen vínculos hacia el narcomenudeo y la organización criminal.
Pero la pifia siempre carga a cuestas un nombre y apellido. En este caso es una suma más a la incapacidad de Claudia Rivera, adicionada con la cortedad intelectual y administrativa del titular del IMACP de nombre Miguel Ángel Andrade Torres. De más estaría recapitular sobre su delgada preparación y curricula, sobre su llegada amortiguada por la amistad con Javier Palou (el poder tras el trono municipal), su carácter soberbio y altanero hacia la comunidad artística y creadora y sobre la acumulación de defectos perfectamente notorios en trayectoria y composición personal. Lo que si es viable, es recapitular sobre lo visible y objetivo. Un presupuesto asignado de alrededor de 49 millones de pesos con un brutal subejercicio donde solo se han dispendiado 7 millones, es un escenario que abruma.
Precisa Catalina Serra que cultura y poder siempre se han necesitado y es ahí donde los gobiernos a veces con muy poco talento buscan asociar su imagen a la vanguardia con lo que se generan duras polémicas. Sin embargo la creación y el rumbo no exigen consensos sino meramente criterio…. ¿Acaso éste existe en los activos de Claudia Rivera y Miguel Ángel Andrade?, sencillamente en este tema lo dudo profundamente, pobre de mí Puebla.