Si quieres cambiar el mundo cámbiate a ti mismo, dijo Mahatma Gandhi, y luego transforma una persona que se encargará de hacerlo.

Las transformaciones sociales las hace la gente de acuerdo a la guía que pueda dársele. Por eso la importancia de la educación en casa y en la escuela. El liderazgo siempre es ejemplo.

No es lo mismo ser un jefe que un líder, el jefe no necesariamente es líder según Francisco Roca, en su libro “De jefe a líder”. Según la sabiduría popular, el jefe siempre es el jefe y tiene sus propios mandamientos, redactados y/o modificados por él mismo. El jefe siempre manda y si se equivoca vuelve a mandar.

No existe un ser humano que no tenga la tentación de sentirse importante y sus principales errores conductuales son inconscientes, uno no se da cuenta, porque no nos podemos ver a sí mismos.

Pero, además, casi no hay quien tenga el valor de comentarte tus errores, porque a nadie le gusta que se los digan. No hay quien tenga la capacidad de escuchar señalamientos negativos sin enojarse y menos quien agradezca que lo hagan.

Cada gobernante debe saber que el poder es para servir a la gente atendiendo sus principales necesidades y reclamos, haciendo un equilibrio entre los deseos y las necesidades, atendiendo lo urgente sin dejar de atender lo importante.

Existen tres opciones en el ejercicio del gobierno: hacer un buen gobierno, el cual se logra con atender las principales necesidades y la seguridad pública, que ya es mucho decir; hacer un gran gobierno atendiendo la seguridad e impulsando el desarrollo económico; y la mejor, dejar un legado de servicio que se recuerde muchos años después de concluir el encargo o dejar de existir.

El reto es cambiar las estadísticas actuales con datos reales no con otros datos.

Con la visión de un estadista, revise lo realizado previamente con objetividad y madurez, tome lo bueno y modifique lo que no funcione, pero no lo haga con odio, eso no lo hará un mejor gobernante. Esto es lo que hay que decidir. Nunca diga me encontré un cochinero, me heredaron problemas, estos no se heredan porque se conocían y fueron la base de la esperanza que la gente puso en una nueva opción de gobierno.

Por las circunstancias que hoy vivimos a nivel nacional con un gobierno sin rumbo, que con odio inusitado de su presidente se ha encargado de desmantelar lo que había costado décadas construir, aún sin ser perfecto y por el inicio de una nueva administración estatal y cinco administraciones municipales en Puebla, he decidido compartir algunos conceptos del Manual Hindú del Buen Gobernante, de Firdaus Jhabvala, Editorial Transfondo y Centro de Estudios de Investigaciones del Sureste, el cual consta de tres capítulos y 51 títulos temáticos principales.

Este manual dice que los seis atributos de un rey son: el discurso inteligente, la imaginación, la inteligencia, la buena memoria, el conocimiento de la ética y el conocimiento de la política.

Un rey deberá hablar con palabras de bondad. Uno que pronuncia palabras de enojo, está destruido por su propio discurso. Un rey que culpa a otros está destruido por su propio pensamiento negativo. Hable de usted, de sus propuestas y objetivos de servicio hacia sus semejantes y no pierda tiempo hablando de los otros competidores.

Un conocimiento pequeño se incrementa cuando es usado para el bienestar de otros.

El hombre superior se alegra y no se encoleriza cuando oye de sus faltas. Se esfuerza en descubrir sus debilidades y las supera cuando son señaladas por otros.

Por dignidad y humildad debe sacrificarse la ambición por el honor y la gloria personal, si no llevan a la realización del propósito deseado; atender el interés superior de la sociedad.

No busque el consejo de demasiadas personas porque ello conduce a la confusión.

Cuando las opiniones iniciales son divergentes pero la conclusión es unánime, se obtiene un consejo mediocre.

Un acuerdo de opinión expresado por una mayoría es más poderoso que el rey.

El Manual Hindú del Buen Gobernante, puede ser una herramienta de cabecera que evite muchos dolores de cabeza, que evite esa transformación que comúnmente percibe la gente en las autoridades como “ya se le subió”.

Pero fundamentalmente, este manual puede ayudar a lograr la dignificación y revaloración de la política, para aplicarla en su concepto y dimensión correctos, hoy bastante extraviados.

Cuando dejas de leer, cuando dejas de escuchar, también dejas de dirigir.

Por el bien de Puebla, deseo el mayor éxito a Luis Miguel Barbosa Huerta que este primero de agosto inicia su responsabilidad como Gobernador.

Apoyaremos las iniciativas en favor de los poblanos, pero señalaremos los incumplimientos y las políticas que sean contrarias al beneficio social.