Como heredero universal del extinto Rafael Moreno Valle, Roberto Moya Clemente terminó por ser un ‘pobre niño rico’, como el título de la popular canción del venezolano Luis Silva: ‘No debe ir al trabajo, ni al colegio, no señor! Y para serle más franco, él no tiene obligación: él ha tenido la suerte con el viento a su favor’.

El hoy senador Moya Clemente, quien ocupa el escaño que dejó vacante al morir su propietario, Rafael Moreno Valle, es prácticamente y sin exagerar un personaje invisible en el edificio de la intersección de las avenidas Insurgentes y Reforma en la Ciudad de México, sede de la Cámara Alta.

Si acaso, la clase política advirtió su presencia ante la presumible existencia de cuentas de escándalo en euros, como lo sugirió el columnista de El Universal, Javier Tejado Dondé.

Casi no propone y casi no participa en las tareas propias del encargo que ahora tiene y al que llegó al quedar políticamente huérfano, con el fallecimiento de su mentor, protector y jefe en el percance aéreo de la funesta tarde del 24 de diciembre de 2018, en que también murió la entonces gobernadora y esposa de Moreno Valle, Martha Érika Alonso Hidalgo y tres personas más.

Moya, quien fue siempre su oscura sombra y mano derecha, principalmente para temas económicos, no estaba listo para ocupar esa posición. No la esperaba, por supuesto.

Tampoco hace nada para aprovecharla y merecerla, aunque se trate de una oportunidad de oro, inigualable, para otros personajes. Ser senador de la República, para Moya, ha pasado prácticamente inadvertido.

El maletero de Moreno Valle es menos que invisible para los otros 23 integrantes del Grupo Parlamentario del Partido Acción Nacional. En su minisitio web del Senado de la República se reportan apenas cuatro iniciativas presentadas como proponente, se ha sumado como suscriptor a otras 10 de sus compañeros de bancada y ni una sola proposición; su asistencia es regular, pero no completa: de 41 sesiones, ha asistido a 36 únicamente, aunque justificó sus cinco ausencias.

Y tiene solamente dos registros de participaciones en tribuna para dictámenes.

Está muy lejos de tener el protagonismo o la misma intención de figurar que tuvo su mentor, a pesar de que rindió protesta constitucional el pasado 5 de febrero y ya ha transitado por un periodo ordinario de sesiones y varios extraordinarios, en su incipiente e inesperada carrera como parlamentario.

De buena fuente se sabe que entre sus compañeros panistas no cae bien. No es ni de lejos un tipo empático y también ha sido, hasta ahora, el único senador de los cuatro que tiene Puebla en el actual ejercicio, que no se ha reunido con el gobernador Miguel Barbosa.

Esto llama la atención, pues en la etapa de transición, el morenista buscó ese encuentro o lo recibió con beneplácito de quienes lo solicitaron, para cerrar filas en torno a la entidad, que los senadores representan en el Congreso de la Unión.

Moya es un pobre niño rico: ‘ha nacido entre riquezas y una buena posición’.

@FerMaldonadoMX