1.- El contador jamás aceptaría haberlo dicho. A mí y a otros nos lo contó. Ahí van sus decires:
1.1.- Habiendo caído el gobierno verticalista —lleno de ayudantes todos militares—, en aquellos días de: “poca sociedad, gobierno omnisciente, omnipotente y omnipresente. Escasa presencia internacional”. Del general gobernador Antonio Nava Castillo —mixteco—, llegó otro de igual geografía: El ingeniero Aarón Merino Fernández, el cual amplió con buena obra pública a la ciudad capital.
1.2.- JMM a la sazón, radicaba en Chignahuapan educando a la niñez serrana, y ahí en el zócalo a pleno día presenció una competencia en la cual ganaría el que acertara con balas a la cabeza de un niño.
1.3.- El niño fue asesinado ante la estupefacción del profesor y la casi indiferencia de los testigos acostumbrados a esa violencia muy natural en la Puebla de esos años; hoy renacida a ojos vistos.
1.4.- A una orden del gobernador un militar serio, respetuoso, educado, magníficamente vestido de apellido Ponce de León, partió a su encomienda y en 15 días, dejaron de existir o huyeron decenas ¿leyó usted? decenas de asesinos embrutecidos que tenían a Chignahuapan como guarida.
2.- Ese JMM segado en la etapa más productiva de su vida fue alcalde angelopolitano con obra facturada para beneficio social. Dice Héctor Méndez su fiel secretario particular en un discurso de hace días lo que creó:
a).- El primer consejo consultivo ciudadano, presidido por José Luis Castillo Díaz, órgano de consulta para el gobierno y aportador económico $$$ de lo que se necesitara, pues hubo claridad y transparencia absoluta.
b).- Rescató el Centro Histórico bajo esquemas mundiales.
c).- Contemporaneizó y futurizó al comercio capitalino, destacando el renacimiento del mercado La Victoria.
d).- Hizo la central camionera CAPU.
e).- Con honradez acrisolada se manejó: “PRO-CALLE” y “PESO SOBRE PESO” en la obra que no se ve: drenaje, alcantarillado, agua potable y alumbrado público.
3.- Dejó Héctor Méndez en el tintero la obra más notable de JMM: bajo su mandato —acercamiento—, 24 horas de trabajo, ideas transformadoras sin poses dizque “sociales”, se organizaron decenas de grupos de avecindados en colonias ultra míseras, abriendo las cepas para el drenaje y alcantarillado, horizontalizando calles, rotulando a mano los señalamientos calle por calle, volviendo digna la habitabilidad.
“Ah” y se me olvidaba: si ve usted arbolitos muy céntricos lo hizo JMM. Marco Antonio Rojas Flores, otro alcalde hizo los parquecitos antes gasolineras.
4.- ¿Y cómo lo logró?, en aquella Puebla de aquel México más incontrolable que ahora, en el cual, “los gatos en la panza de los gobernadores y presidentes de la República, decidían sus actos administrativos. Narra Héctor Méndez Arroyo: Atendía 24 horas a la gente; mandaba obedeciendo; era imaginativo; no tenía miedo a otras inteligencias; no desperdiciaba el tiempo en acuerdos, convenios, recepciones, viajes oficiales, ni degradaba al Servicio Público dando chambas a sus parientes o familiares, y sobre todo ello: se llevaba a “toda madre” con un gobernador que después fue embajador en el Estado Vaticano, secretario de Pesca, presidente del Congreso General, cuando la izquierda limpia, patriota —no saqueadora, no derrochadora—, de esos días empezó a brillar institucionalmente. Pocos polític@s entienden: “que lo accesorio sigue la suerte de lo principal”.
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NUESTRA CASA
Ver el atrio de Santo Domingo caminando con ellas: madre, esposa, novia, amante, flirt simple y deslumbrarlas con las columnas salomónicas a las 18 horas. Sólo en México, e Hispanoamérica lo entendería el eterno Eduardo Merlo Juárez.