La campaña de medios que diseñó la presidencia de la República para anunciar el primer informe en el ejercicio del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, incluyó una afirmación que concluye con la frase: “Los compromisos se cumplen”.
Ante ello nos preguntamos ¿Se ha cumplido hasta ahora con los compromisos asumidos?
Teniendo claro que en una campaña política que duró más de una década como fue la del hoy presidente de la República los compromisos derivaron en un sinfín de cosas, muchas de difícil cumplimiento que se complica aún más, cuando de manera reiterada se viola la ley, se trastoca a las instituciones y se simula.
Sólo algunos ejemplos:
El presidente reitera frecuentemente un mensaje a favor del estado de derecho. Tema sin duda de la mayor importancia en nuestro país, ya que además se relaciona directamente con uno de sus compromisos fundamentales: la erradicación de la corrupción y la impunidad.
Dice nuestra Constitución de la República, que en la apertura de las Sesiones Ordinarias de cada año de ejercicio legislativo, el presidente presentará un informe por escrito en el que manifieste el estado general que guarda la administración pública (Artículo 69).
Oficialmente el Congreso convocó a la Sesión de Congreso General para la apertura del Primer Período de Sesiones del Segundo Año de ejercicio a las diecisiete horas del día primero de septiembre.
El presidente que se vanagloria por tener más del 70% de aceptación ciudadana —que la tiene—, que cuenta con la mayoría de legisladores/as de su partido político —que los tiene—, esperaba como seguramente muchos/as, que aprovechando esos sus positivos, presentara ante el Congreso su informe, justo para rescatar los actos republicanos, nacionalistas y demócratas que tanto refiere. No sólo no se atrevió a presentarse al Congreso, sino que viola la ley al convocar a su “Primer-Tercer Informe de Gobierno al Pueblo de México” a las once horas del mismo día hasta con el mismo formato de sus antecesores priistas y panistas, que por lo menos respetaban hacerlo después de que era declarada la instalación del Congreso General como lo dice la norma constitucional. De esta misma violación a la ley se desprende un segundo “error”, la Constitución marca un informe anual. De manera que si él da otros mensajes —como dice en sus mensajes— “no es por presumir”, pero estos no pueden ser considerados como informes oficiales.
Afirmó en su mensaje que ha separado el poder económico del político, tal vez, lo que sí nos importa en materia económica a todos nosotros, es que al no haber crecimiento (0.0%) no hay desarrollo; aunque hay que reconocer que rectificó respecto a la reforma energética, ya que aceptó la intervención de empresas extranjeras y reconoció en voz de su amigo Don Carlos Slim que no había “ningún contrato leonino” cómo siempre afirmó cuando era candidato, defenestrando al gobierno anterior. Lo que sí nos importa es que en México la economía está estancada y eso “no es para presumir”.
En materia de seguridad atestiguamos que esa ruta ofrecida de pacificación no ha dado resultados, el llamado del presidente a los delincuentes del “pórtense bien” es evidente, no ha sido aceptado, todos los días atestiguamos que la inseguridad está a la alza. No hubo una sola mención a las violencias en contra de las mujeres. Así entonces en México padecemos una inseguridad creciente “no es para presumir”.
No tuvimos la oportunidad de conocer datos en este primer informe, tal vez porque a él no le gustan las mediciones cuando de evaluación de políticas públicas se trata —recientemente lo dijo refiriéndose a la materia económica “desechar la obsesión tecnocrática de medirlo todo en función del simple crecimiento económico”—, lo que sí sabemos es que los programas sociales, continúan estancados y muchos que desaparecieron, han creado una grave problemática social, tan solo ejemplifiquemos con la que se presenta por la falta de medicamentos para enfermedades graves como el cáncer que está poniendo en riesgo la vida no sólo de niños/as, también la de las personas —muchas de ellas mujeres—, que no están siendo atendidas en las instituciones de salud pública, porque el desabasto es generalizado; pero lo mismo sucede con el campo y con otros rubros.
El dato que sí ofreció el presidente es que se obtuvo en este período un ahorro de 145 mil millones de pesos, que tal vez se deba a que, para la autollamada Cuarta Transformación (4T) austeridad es sinónimo de recortes presupuestales “sin ton ni son”. De manera que en México lamentablemente tenemos una política social fallida y eso “no es para presumir”.
Simula un reconocimiento —que dicho sea es muy merecido—, para los/as migrantes, por la cantidad de remesas que envían y sostiene la economía del país, pero ha tenido un mensaje endeble ante las arbitrariedades del gobierno de Trump, aceptando una política migratoria punitiva.
Respaldo sí, claro que lo tiene el presidente López Obrador, ahí el porcentaje de aceptación con el que ha llegado a su primer informe de gobierno, pero también debemos decir que los resultados son mínimos. Lo dicho no se ve reflejado en la realidad que vivimos, aunque también hay que decirlo, sin duda aún goza de ese “período de gracia” que tienen todos los nuevos gobiernos, recordemos cómo llegan a su primer informe algunos presidentes: Carlos Salinas de Gortari con el 78%, igual que el presidente López Obrador o Felipe Calderón con más del 60%.
Por todo esto, el presidente López Obrador se equivoca en su afirmación de que quienes hoy somos adversarios estamos “moralmente derrotados” cuidado con esas afirmaciones, no vaya a ser que se le revierta en las próximas elecciones.
No sólo en ello, cuidado con que ese desencanto, amargura, frustración, resentimiento que se construye en la población, se revierta también en contra de los que hoy gobiernan y no cumplen con los compromisos que asumieron.
El primer informe creó una gran expectación en la sociedad, aún sobre la controversia permanente que generan sus políticas; después de escucharlo, y conocer los muy pocos resultados podemos -previo el análisis- ir respondiendo la interrogante planteada:
¿Se han cumplido hasta ahora los compromisos del presidente López Obrador?