En noviembre de 2018, cuando ya Felipe Patjane era edil de Tehuacán por la coalición Juntos Haremos Historia, una peculiar reunión se producía en un privado de Casa Vieja, uno de los restaurantes de mayor tradición en la segunda ciudad más importante del estado.

Era una mañana otoñal, luego de una conferencia de prensa ofrecida por el senador Alejandro Armenta Mier. Al menos 50 reporteros de la región habían registrado la comparecencia ante medios del senador y Patjane, con lo que parecía haberse sellado una alianza política.

El presidente municipal y sus cercanos hablaron en torno a una mesa de diversos mecanismos para burlar la austeridad republicana a la que había convocado el presidente Andrés Manuel López Obrador, para que ningún funcionario obtuviera un ingreso mayor al que devengaba el ejecutivo del país. Cuando el padre del presidente municipal cometió la indiscreción, alguien en la mesa sugirió discreción, pues había gente en esa misma mesa que podría cometer la indiscreción de filtrar, como en efecto ocurrió.

Resulta ocioso revisar si como ahí se planteó, los principales funcionarios de la naciente administración del ñoño edil se auto asignaron bonos y compensaciones fuera de la nómina oficial, pero conviene recuperar ese episodio de la historia para entender la crisis por la que atraviesa el gobierno tehuacanero.

Si al momento de escribir esta columna nada cambia, habrá estallado la primera huelga sindical en un gobierno emanado de la Cuarta Transformación en México y ese no puede ser un buen precedente para el proyecto nacional de López Obrador, ocupado en mantener los hilos de la gobernabilidad en México hasta frente a la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE).

Rodeado de escándalos en su vida personal, sometido a una pertinaz crítica por la ausencia de políticas públicas solventes para estar a la altura de la expectativa de la sociedad que lo votó en la elección concurrente de 2018, este novel empresario metido a la política resultó el gran fiasco hasta para sus seguidores.

Las banderas de huelga que están por ser colocadas a la media noche de este martes en los inmuebles de la administración municipal son el resultado de algo mucha más allá que el incumplimiento de un adeudo por 14 millones de pesos al gremio sindical: es el resultado de la ausencia de la política en un edil sin oficio para el cargo, frívolo y acomodaticio.

Más que una apreciación, ahí está un conjunto de datos duros: no sólo buscaba darle la vuelta al empreño presidencial para evitar tener como en los regímenes del PRI y PAN un ‘gobierno rico y pueblo pobre’, ofreció con esa rueda de prensa un mano extendida al senador Armenta que luego fue retirada cuando Miguel Barbosa resultó ganador de la interna y a quien luego lo llamó ‘padre político’, ofreció cumplir acuerdos con el sindicato y también les falló.

Patjane, la promesa política de la Cuarta Transformación en Tehuacán ha fallado todas. Olvidó que como presidente municipal de una de las ciudades más importantes del estado tenía por primera vez la oportunidad de la reelección. Lejos de emprender una administración positiva, ha sido reactivo, tardío y torpe.

El resultado palpable, el paro de trabajadores que por lo menos hasta las 18:00 horas de este martes parecía inminente.