“…Ni falta que hace.” Estoy seguro que este será el comentario de algunos de los miles de lectores de Intolerancia Diario, cuando les comente que nomás no pude escribir la semana pasada.
La verdad, lector querido, es que al que le hace falta escribir es a mí. Sé que a través del tiempo y de la paciencia del periódico he logrado la lealtad de un nutrido, aunque pequeño grupo de cuatro asiduos lectores, que además se devoran las noticias que hablan de los grandes logros de nuestros H. políticos en contra de la inseguridad, la corrupción y el crimen en Puebla.
Los seres humanos somos unos bichos bastante raros: leemos y escuchamos todo lo referente a la política, a la inseguridad, a la economía mundial y al cambio climático con una avidez tal que pareciera que con el hecho de estar al tanto a cerca de estas desgracias los males desaparecieran de nuestras azarosas vidas.
Yo pienso que lo que hoy estamos padeciendo ya nos rebasó y estamos cosechando lo que sembramos; basta con leer un poquito a cerca de nuestra inhumana y desgarradora vida animal para descubrir que el hombre es el peor depredador del hombre.
A tal grado, que ha convertido su propio hogar –la tierra- en un cementerio, donde el respeto, el amor, y la honestidad yacen enterradas bajo toneladas de escombros.