Ayer advertíamos en este espacio, dijimos que era necesaria la transparencia para conocer cuáles fueron los criterios que aplicaron los diputados para “depurar” la lista de los aspirantes a presidir la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Puebla.
Piensa mal y acertarás, reza el dicho y aplica perfectamente en este caso. La opacidad o la negativa de los integrantes de la comisión para informar cuál era la “calificación” de los aspirantes a presidir la CEDH, tuvo un trasfondo bastante sombrío.
Este miércoles estamos en condiciones de informales que los lineamientos originales de la convocatoria se alteraron, precisamente en lo referente a la calificación y para ser más precisos, en los criterios que se utilizaron para evaluar los aspectos “cualitativos” de los 24 aspirantes que comparecieron.
Un punto que al parecer se sacaron de la manga los legisladores fue el de las calificaciones “cualitativas”, que mañosamente tuvieron más peso y “adecuaron” a los candidatos para que los “preferidos” e incluso algunos exmorenovallistas, pudieran pasar a la siguiente ronda.
Así la preparación académica, la experiencia curricular y hasta el programa de trabajo que presentó cada uno de los 24 interesados en ser titular de la CEDH, pasó a segundo término porque al final, con un chanchullo, los diputados “impulsaron” con excelentes notas a sus recomendados.
¿Qué rasgos o cualidades habrán sido más importantes que el conocimiento de la legislatura en materia de Derechos Humanos?
Y le digo que fue un truco legislativo porque la convocatoria para renovar la CEDH se publicó el 13 de julio, pero fue hasta el 31 de octubre cuando aparecieron las razones “cualitativas” como otros puntos a calificar.
Es decir, a los concursantes les cambiaron las reglas del juego y ni les avisaron, situación que tiene más que molestos a varios de los participantes y que fácilmente podrá ser razón jurídica suficiente para que un magistrado ordene repetir todo el proceso nuevamente.
Y las irregularidades así como las contradicciones no paran ahí. Entre las cosas cualitativas que evaluaron los mañosos diputados se encuentra el tema de la interseccionalidad, que habla sobre las mujeres y el respeto a la no violencia. Si ese era el enfoque ¿Entonces por qué aparece en la lista de los pre-seleccionados Omar Siddhartha Martínez Báez, quien fue primer visitador de la Comisión, si cualitativamente omitió la defensa a las presas políticas como Enedina Rosas?
Viendo la tabla de calificaciones promediadas nos damos cuenta que todo quedó a la libre interpretación de los diputados, quienes le están apostando a la gente de Adolfo López Badillo, además de inflar las calificaciones de los aspirantes reprobados.
Un ejemplo de cómo manipularon la selección se encuentra con Mónica Silva Ruiz quien tuvo la mejor exposición y demostró el mayor conocimiento en la materia. Su calificación cuantitativa fue de 96, la más alta. Pero para los diputados, Silva Ruiz sólo alcanzó 25.7 en materia cualitativa. Así al promediar ambas calificaciones quedó debajo del sexto lugar y por ende fue descalificada, aun cuando, insisto, tuvo la mayor nota.
Independientemente de que sea legal el procedimiento, lo cierto es que al igual que siempre el presidente de la Comisión de Derechos Humanos será electo en medio de la controversia, a través de un proceso opaco y cuestionado. Un desaseo innecesario, pues.
¿Qué dirán los diputados cuando uno, dos, tres o más participantes soliciten aun juez la protección de sus derechos y les ordenen reponer todo el proceso de selección?
Pues no que en la 4T todo es transparencia y que nunca más se repetirían las viejas y autoritarias prácticas que se vivieron en Puebla en los años más oscuros del morenovallismo o ¿será que en sólo un año los diputados de Juntos Haremos Historia se llenaron de poder, de ese poder que iguala a todos?