A la 1:00 de la mañana volteó a su alrededor y se vio sólo. En el edifico que regresó a ser epicentro del poder público tras los mandados de oropel panista, dijo a su interlocutor: los secretarios ya se fueron, se cansaron.

Aquí está el enfermo, el que se iba a morir, ironizó cuando ya el silencio de la noche inundaba Casa Aguayo.

Era el gobernador Luís Miguel Barbosa y Gabriel Biestro Medinilla, presidente del Congreso.

Es ese el método de trabajo del jefe del gabinete que reprende que tiene al borde del agotamiento a su equipo de trabajo

La anécdota compartida al autor de la Parabólica tiene sentido a la luz de lo sucedido la semana previa, plagada de mensajes entre líneas acaso sólo para iniciados.

El miércoles 6 y sábado 9 el gobierno de Puebla ha tenido que desmentir las presuntas renuncias de cuatro secretarios del gabinete: el de Educación, Melitón Lozano; de Seguridad, Miguel Idelfonso Amézaga; de Salud, Jorge Humberto Uribe; y más recientemente, el de Infraestructura, Heliodoro Luna Vite.

Ubicado como uno de los personajes que durante largo tiempo ha filtrado desde el ámbito educativo, Luis Miguel Barbosa le puso nombre y apellido y hasta demandó a Esteban Moctezuma, titular de la SEP a nivel federal, el relevo de Darío Carmona García, una herencia del fallecido Luís Maldonado, rival político del mandatario desde que ambos pertenecían a tribus antagónicas en el Partido de la Revolución Democrática.

Le pido al Secretario de Educación Pública federal que saque de Puebla a Darío Carmona (...) tengo datos de que es responsable de actos de corrupción en el sistema educativo estatal”, dijo en esta inédita forma de dialogar con la Federación.

Había sido el caso más notorio el de Melitón Lozano por las repercusiones políticas y las tensiones en la interlocución con el gobierno federal por un funcionario ‘deshonesto’ como Carmona García, pero no sería el único caso.

El fin de semana trascendió la dimisión de Luna Vite a la Secretaría de Infraestructura, que fue desmentida en cuestión de minutos.

La eventual salida del más barbosista del equipo en el gabinete es una muestra de un conjunto de condiciones que parecen imponer la agenda pública en la era de la Cuarta Transformación en Puebla: envidias, grillas palaciegas, apetitos personales;  excesivas cargas de trabajo y poco tiempo para consolidar el modelo del usufructo del poder en manos de un hombre decidido a conseguirlo.

A ese conjunto de variables habrá que añadir la futura articulación de la oposición política para 2021 y para lo cual ya están trabajando. El tiempo se agota, sin duda.