El último conclave morenovallista no estaba en la Auditoría Superior del Estado con la salida de David Villanueva, sino en el Hotel Bodegas del Molino, propiedad de la familia Trauwitz.

Fue en ese lugar en donde el pasado fin de semana se efectuó el enlace matrimonial en el que el feliz novio fue el ex subprocurador de Justicia, José Carlos Proal Diez de Urdanivia, cesado a principios de mayo de 2017.

De suyo privado, el evento de Bodegas del Molino adquirió una connotación política y judicial, pues el padrino del novio Proal Díez de Urdanivia fue el renunciante Fiscal General, Víctor Carrancá Bourget.

Los dos servidores públicos estuvieron metidos en escándalos de corrupción y abuso del cargo.

Como ya se ha documentado, Víctor Carrancá fue el brazo ejecutor de la política de acoso y persecución del extinto Rafael Moreno Valle en contra de los adversarios del régimen panista.

De Proal Díez de Urdanivia periodistas como Enrique Núñez, en Intolerancia Diario y Alejandro Mondragón en Status, publicaron abundante información sobre los negocios a través de su despacho de litigio en favor de acusados de diversos delitos, en detrimento de la propia Procuraduría General de Justicia.

En mayo de hace dos años, con el escándalo nacional que colocó a Puebla en el epicentro de la opinión pública por la muerte de diez personas en Palmarito Tochapan, en el que cuatro militares y seis civiles perecieron, el ex subprocurador fue cesado contra la voluntad de Carrancá Bourget

Y es que siempre quiso tenerlo en las filas de la dependencia, incluso contra la ley pues de acuerdo con una publicación de El Universal, hasta en tres ocasiones reprobó los exámenes de control de confianza.

Carrancá no ha dejado de estar en el escrutinio público por el desempeño bochornoso al frente de la ahora Fiscalía General del Estado.

Su nombre se convirtió otra vez en noticia de primera plana con la confirmación de su renuncia al cargo llevada al Congreso del Estado, y que deberá ratificar en los próximos días.

La solicitud de licencia a la Fiscalía General fue entendida como parte de los nuevos tiempos en que el jefe político ya había visto expirar su caducidad; sin embargo, al formar parte de una celebración con más de 400 invitados en un espacio caracterizado por haber sido cede de reuniones privadas y públicas del grupo político morenovallista, más que un enlace matrimonial, parece un desafío político y jurídico.