La salida de Fernando Manzanilla, se cantó desde hace meses.
Era cosa de tiempo.
Por eso a nadie causó sorpresa.
Pero al salir, ha sido muy evidente que no comulga con la nueva forma de gobernar en Puebla.
Inmediatamente ha sacado las uñas y en sendas entrevistas a distintos medios de comunicación nacionales, se dedicó a atacar al gobernador Miguel Barbosa.
También era lo que se esperaba, pero no tan rápido y evidente.
Lo cierto es que su pasó por el actual gobierno, fue muy forzado y sacó más problemas que soluciones, de manera interna y al exterior.
Todo porque Fernando Manzanilla, tiene como objetivo ser gobernador y desde que estaba en la breve administración de Guillermo Pacheco Pulido, empezó a operarlo.
Y como ya se ha dicho, a pesar de los acuerdos con el barbosismo, siguió trabajando para sí mismo.
Finalmente, debe de entenderse este comportamiento si se recuerda su nacimiento político en el morenovallismo, del cual fue pilar y artífice.
Por eso me quedo con la frase que dio en entrevista la semana pasada el gobernador Luis Miguel Barbosa, cuando fue cuestionado sobre la salida de Manzanilla:
“El gobierno de la cuarta transformación debe tener mujeres y hombres de la cuarta transformación y es lo que estamos haciendo. Equipo homogéneo y consolidación, nada de inestabilidad. Quienes pensaban que podía ser parte de un gobierno de la cuarta transformación siendo perfiles del pasado, se equivocan, Miguel Barbosa es de a verdad, no es un payaso, soy de verdad”.
Y es que aunque Manzanilla se haya peleado con su cuñado Rafael Moreno Valle, es obvio que la ideología no se pierde, esa sigue.
Así de simple.
Por eso es obvio que empezó a operar para sí mismo con la meta señalada.
Ahora, es obvio también que con su salida esa meta sigue en mente y para llegar hará lo que sea necesario, al estilo de la corriente que emanó.
Y la muestra son esas declaraciones que dio apenas cerrando la puerta de la Secretaría de Gobernación.
Se vaticina una guerra, aunque haya quien diga lo contrario.
Tiempo al tiempo.
Los reclamos priistas
Mal le fue al aún presidente estatal del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Lorenzo Rivera Sosa, cuando se reunión con ex dirigentes de partido.
Claro, eso no lo iban a decir en su comunicado.
Pero la reunión sacó la realidad de un partido quebrado por los intereses de cada uno.
Rivera Sosa, fue vapuleado cuando vinieron los reclamos, pero no solo de que no se ha emitido la convocatoria para la renovación, sino de cómo el serrano ha aprovechado su posición para sus propios intereses.
Fue así como uno a uno vinieron los reclamos, por la urgente renovación o un cambio radical del priismo, el que cada vez está más arruinado.
Llegaron al encuentro el exgobernador Melquiades Morales Flores, Javier Casique Zárate, Ana Isabel Allende Cano, Melitón Morales Sánchez, Pablo Fernández del Campo, Valentín Meneses Rojas, Jorge Arroyo García, Juan Manuel Vega Rayet, Carlos Barrientos de la Rosa y Víctor Manuel Giorgana Jiménez.
Y aunque Lorenzo Rivera comentó que el priismo tiene vida y fortaleza, nadie le creyó.