La diputada federal Nayeli Salvatori Bojalil ha dado muestra palmarias de mantener una condición de inopia respecto de los asuntos públicos, incluso de los que se discuten en las comisiones en las que participa como la de Radio y Televisión, o la Bicamaral del Canal de Televisión del Congreso de la Unión.
Ayer por la tarde fijó una postura que la parece ver audaz sobre un asunto que ha discutido sin fortuna como el de la fiesta brava en México, en el contexto del anuncio de la construcción de una nueva plaza de toros en la zona de Los Fuertes, como ya lo había anticipado el gobernador Miguel Barbosa.
“Yo sigo haciendo Reforma de Ley (sic), ese es mi trabajo. Cuando sea Gobernadora (sic) de Puebla ya les diré si me parece buena o mala idea en mi Estado hacer plazas de toros”, escribió en su cuenta de Twitter (@NaySalvatori).
No es que el deseo de ser gobernadora sea un despropósito descomunal. Sin embargo, su condición hace difícil imaginar que una diputada por accidente consiga escalar en la estructura partidaria para luego hacerse de la candidatura al gobierno del estado y luego ganar en las urnas.
Sin detenerse en la deficiente redacción, sintaxis y ortografía de la legisladora de la Cuarta Transformación, conviene recordar que esta polémica locutora de radio fue llevada a la candidatura por Fernando Manzanilla.
En un arranque de sinceridad, en una ocasión el exsecretario de Gobernación dijo al autor de la columna que haberla hecho abanderada a una diputación federal por el distrito 10 de Cholula había obedecido a la necesidad de atraer una mayor cantidad de votos en el afán de arropar a Andrés Manuel López Obrador, entonces candidato a la presidencia en 2018, quien ganó con holgura suficiente.
Tal vez en ese contexto es que Salvatori Bojalil haya decidido devolver el favor a Manzanilla, notoriamente distanciado del gobernador Barbosa y del proyecto gubernamental en curso.
Nadie olvida el triste espectáculo nacional que protagonizó en el programa “Si me dicen no vengo”, en Canal 2 de Televisa, conducido por Joaquín López Dóriga en el que fue exhibida por su ausencia de conocimientos antropológicos, artísticos, estéticos, culturales y hasta de zootecnia respecto de los toros bravos y las corridas taurinas.
No hay que esperar a que la ex reyna de la radio tome las riendas del estado como gobernadora para conocer su opinión respecto a la construcción de una plaza de toros y de la fiesta brava. La provocación, en cambio, es notoria.
Si la intención era desacreditar la intención del mandatario por devolver el brillo a la fiesta brava, el favor está devuelto. Si por lo contrario, no ha medido el alcance de ese tuit se puede dar por confirmado: vive en la inopia.