Es difícil permanecer indiferente ante la coyuntura provocada por el Covid-19. Todos nos hemos visto afectados. Noticias de muertes provocadas por el virus, las afectaciones económicas a distintas empresas y la consecuencia directa para las personas que dependían de esas organizaciones y el confinamiento nos está causando miedo, desesperación, impotencia y un cúmulo de emociones que nos hace perder la calma.
Para sobreponernos, podemos voltear a la figura del héroe y verlo como un ejemplo a seguir.
Para Fernando Savater la ética contemporánea no debe basarse en una concepción moral que conteste la pregunta kantiana "¿qué debo hacer?", sino en una ética que aliente, que nos ayude a responder "¿qué quiero hacer?".
Savater abordó la figura del héroe y su misión, analizando mitos. Para el filósofo la imaginación puede explicarnos el actuar. Los mitos simbolizan el significado de la vida y proponen ejemplos para comprender el mundo: "Para lograr vivir hay que razonar, pero para querer vivir es preciso imaginar" ("Instrucciones para olvidar el Quijote" y otros ensayos generales, Madrid, Taurus, 1985, p.11.).
Savater reivindicó la figura del héroe épico, el que usa su voluntad para elegir: que sabe, quiere y puede.
La figura ejemplar del héroe no censura, sino que desarrolla virtudes para enfrentarse a retos como los que nos presenta la coyuntura actual. El héroe –como lo explica Marta Nogueroles– "no practica las habituales formas de pedagogía puritana, pero, a su modo –por su propia virtud triunfante–, enseña más que nadie. Es decir, el héroe es la tentación de la excelencia y con su conducta modélica seduce a la práctica de la virtud a cuantos le rodean".
El héroe se sabe frágil y por eso se vincula con lo sagrado, con Dios. Se libera de un espíritu de servilismo y lucha contra la instrumentalización del ser humano y su reducción a lo utilitario o intercambiable.
Esto coincide con la vocación de los toreros. Desde el origen de la tauromaquia, la actividad se convirtió en una oportunidad de ascenso, en un acto de rebeldía que permitía romper con un destino marcado por el origen. Enfrentarse en lucha de vida o muerte con un toro fue la forma que algunos valientes encontraron para asaltar un escalón social superior.
Igual que los héroes mitológicos, los toreros se caracterizan por rasgos que son valorados en casi todas las culturas: el coraje, la lealtad, la astucia y el desinterés por los bienes materiales.
Como lo explica José Miguel Arroyo "Joselito": un torero debe tener toneladas de entereza, gallardía y capacidad de sacrificio y superación. “El torero ha de compaginar la sensibilidad de un artista para expresarse y el valor de un guerrero para superar el dolor y el miedo". ("Joselito el verdadero", Espasa, 2012, p.147).
Los toreros son ejemplo de esfuerzo, capacidad de sacrificio, valor y entrega. Características que podríamos emular para enfrentar al Covid-19.