A cada uno de los 41 legisladores locales, los poblanos les pagamos algo así como 100 mil pesos mensuales, sin embargo el compromiso y la responsabilidad de muchos de ellos nos hace cuestionarnos sobre este derroche de recursos.

Para no ir lejos, ayer un grupo de diputados, entre los que había morenistas, del Verde Ecologista, y hasta de Nueva Alianza, decidieron que las quejas y los señalamientos por el pésimo trabajo que hicieron con la Ley de Educación, era buen tema para bromear.

Pensando que aún no se transmitía la sesión, comenzaron a ironizar, Gabriel Biestro, el presidente del Congreso y uno de los políticos más cercanos a Miguel Barbosa, mostró que las quejas, reclamos y protestas de sectores como el Consorcio Universitario, le tienen sin cuidado.

Con sus bromas sobre la posible expropiación que realizaría de las instalaciones de la UPAEP, Ibero o Udlap no sólo demostró que hace oídos sordos a las críticas, sino que también expuso nuevamente al gobernador para que un sector se sintiera herido y reforzara la recolecta de firmas para “Que el gobierno no controle la educación privada”.

Hasta el cierre de esta columna, la petición en Change, sumaba 58 mil respaldos. Diría el clásico ¿Qué necesidad?

Insisto, más allá de los errores, lagunas e imprecisiones que tenga la redacción de la Ley, y entendiendo que todo texto es perfectible, el problema real es que los diputados no están a la altura de los políticos que Puebla necesita, pero eso sí, les pagamos como si realmente trabajaran.

Negar las críticas o burlarse de ellas demuestra su soberbia, también la falta de sensibilidad social, son ofensas que sin duda, pesarán en las boletas de 2021.

Ni las sesiones respetan

¿Cuántas veces le han dicho a usted que si maneja no use el celular?, pues al parecer esta información, así como la multa por dicha infracción, no le preocuparon en lo más mínimo a la diputada Mónica Lara Chávez.

Sin recato alguno, la legisladora manejaba su vehículo mientras atendía la sesión, el celular, desde donde respondía y votaba se encontraba a su derecha, en el lugar del copiloto, por lo cual en varias ocasiones tuvo que apartar la vista del camino para ver el teléfono. ¡Vaya riesgo, para ella y para los terceros!

Héctor Alonso, también mostró su lado creativo y después de arremeter contra los legisladores que sin chistar hacen todo lo que les pide su coordinador “Biieeestro”, presentó ante la pantalla un grupo de borregos, todos igualitos.

Lo dicho, sino fuera porque son ellos –y ellas-, quienes representan al poder legislativo y quienes al final aprueban o rechazan, leyes y presupuestos, sería bastante cómico.

Por cierto, alguien debería explicarnos, ¿cuál es la razón para legislar en línea si los diputados nos han demostrado que no son más productivos y que tampoco saben respetar el #QuédateEnCasa?