¿Le pareció a usted que el tema de “la BOA” fue una estrategia original del gobierno federal? Le pregunto esto porque la idea del complot no es nueva, quizá los más jóvenes no lo sepan o no lo recuerden pero el viejo PRI, ese del que tanto reniega López Obrador, ya había inventado la fórmula.

Allá por la década de los 80s, cuando los escenarios electorales marcaban tendencias que atentaban contra la hegemonía tricolor, aparecía el “Ave Azul”.

Y no, el “Ave Azul” no era ningún plumífero exótico, era un supuesto documento confidencial. En él se decía que el PAN estaba perpetrando una estrategia sucia, desleal, para pegarle al gobierno y desestabilizarlo.

Se hablaba de una conjura clandestina en la que se daban los lineamientos para despojar al PRI del poder.

Hay que decirlo. En algún momento, el plan maquiavélico del PAN para desestabilizar al gobierno fue cierto. Generar reuniones secretas para planear las estrategias de desestabilización del PRI, eran la única forma de hacer crecer los movimientos políticos en contra del gobierno.

Sin embargo, años después, ese documento se convirtió en una estrategia del propio PRI para victimizarse, argumentando que la ultra derecha planeaba un movimiento radical que desestabilizaría la paz social.

Como disco rayado, el PRI siguió replicando la estrategia en cada elección, convirtiendo el “Ave Azul” en una burda cantaleta de la que se burlaban más que una hurraca arriba de un espantapájaros.

Si bien es cierto que de inicio les funcionó, años más tarde la fórmula se desgató y se quedó guardada en el anecdotario político tricolor… y en la memoria de algunos viejos priistas como Andrés Manuel.

Por eso no es extraño que en pleno 2020 se lance, desde la presidencia, una versión remasterizada del “Ave Azul”, ahora impregnada del hedor de la 4T y cuando digo hedor, me refiero precisamente a ese rancio olor que acusan a sus viejos autores.

Ese olor pestilente que se percibe a la distancia al ver los documentos en papel, sellados con la leyenda: “Confidencial” y redactados en máquinas de escribir.

En pleno 2020 las verdaderas conjuras, son digitales, si acaso, circulan por la nube y se utilizan herramientas para evitar caer en el espionaje cibernético. A nadie en su sano juicio se le ocurriría imprimir un documento que contenga información secreta, y menos si este contiene un plan completo para “derrocar” a Morena.

Pareciera que alguien en el primer círculo de la presidencia, además de padecer paranoia, sigue instalado en la nostalgia de los 80s y por eso se aferra a que el motor económico de México sea Pemex, que el nuevo Tren Maya funcione con combustibles fósiles, y un sin fin de ideas ajenas a la era digital.

No será extraño que el rancio gobierno federal, escriba sus principios ideológicos en un apolillado pergamino.

Un error “Sobrado” de Genoveva

Ayer por la tarde, el gobierno del estado y la Fiscalía General salieron a desmentir que se haya cateado un supuesto domicilio de la diputada federal Verónica Sobrado, luego que desde el Comité Directivo Estatal del Partido Acción Nacional, se emitió un comunicado de prensa donde se aseguraba que se había hecho la revisión a un inmueble de la legisladora, por parte de las autoridades, en Tehuacán.

Posteriormente, llegó la fe de erratas señalando que no hubo tal cateo al domicilio de la diputada Sobrado y que el señalamiento había trascendido por versiones de medios de comunicación que aseguraron que se realizaría la supuesta revisión al domicilio de la diputada.

Analizando el video de la “rueda de prensa” en línea, dada a las 12 del día, sabiendo que a esa hora los periodistas que cubren al PAN estaban en otra transmisión, la del Congreso del Estado, efectivamente, podemos confirmar que Verónica Sobrado nunca dijo que fue cateado su domicilio. Ella condena que se haya difundido la información, sin embargo, aprovechó el momento para tirarse al piso por sus cuentas públicas y se dijo perseguida.

De ahí la duda, ¿Quién fue él o la inteligente que mandó el comunicado asegurando que se realizó el cateo? No hay más, en el Comité Directivo Estatal que preside Genoveva Huerta, nada se publica sin su orden y aprobación.

Las ocurrencias de Genoveva afectan a sus propios compañeros de partido, que en éste caso puso palabras en la boca de la legisladora, a través de un boletín.

Otro punto que llama la atención, es que uno de los diputados que se conectó a la conferencia, fue Oswaldo Jiménez López, quien tenía que estar presente a esa misma hora en la Sesión Ordinaria del Congreso, y no en un tema partidista.

¿O acaso, el diputado tendrá el don de la oblicuidad?