Esta semana estará en Puebla el Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, para revisar, según se anuncia sin más detalles, las acciones que se están realizando durante su administración. Los poblanos no logramos identificar cuáles son, más allá de los apoyos sociales ya conocidos.
Como poblano he estado #JuntoALosPoblanos desde 1991, visitando sus comunidades, escuchando y encontrando junto a ellos las soluciones más convenientes a sus necesidades. Es imposible atender desde los escritorios y sin conocer las condiciones en que vive la gente.
Terminando de escribir esta columna estaré saliendo para Chiautla de Tapia a un encuentro con mis amigos los ganaderos para promover praderas para las Mixtecas.
En los últimos recorridos por el estado, me he enterado que los Presidentes Municipales no tienen recursos para las necesidades más elementales de la población.
Los campesinos y ganaderos no cuentan con los recursos para adquirir las semillas y los fertilizantes, no para hacer negocio, tan sólo para producir los alimentos que necesitan sus familias durante el año; es la producción de autoconsumo que practican 85 de cada 100 mexicanos en el campo. Pero la situación de los llamados ricachones, por este gobierno, no es diferente.
Sin embargo, los recortes hechos en los recursos destinados al campo mexicano en el presupuesto de egresos de la federación 2020, no dejan lugar a dudas de que el campo para la 4t, no es su campo no obstante su trillado discurso de “primero los pobres”. ¡Pues no parece!
A finales del 2018, ya había parálisis. Siendo autocrítico reconozco por ejemplo que en el caso de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) el inventario vehicular estaba muy deteriorado. De un total de 52 vehículos, 28 ya había que darlos de baja porque pasaban más tiempo en el taller que en servicio.
Había 52 personas en puestos de confianza con una formación de muchos años de los cuales empezando la 4t fueron despedidos 26, dejando sin brazos a una dependencia fundamental de la administración pública que se encarga de garantizar el agua. El presupuesto de egresos 2020 también fue recortado sustantivamente.
El Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) informó esta semana que entre marzo y mayo se han perdido un millón de empleos, derivado de los efectos de la pandemia Covid 19.
Un decreto del 22 de abril 2020 firmado por el presidente López Obrador establece la instrucción de que “No se ejercerá el 75 % del presupuesto disponible de las partidas de servicios generales y materiales y suministros. Esto también incluye a lo supuestamente comprometido”.
En la austeridad republicana hay una parálisis gubernamental. No hay forma de operar para atender a la población. No se puede conocer de las necesidades de la población y menos atender sus necesidades.
No hay, por lo tanto, ninguna transformación de nada. Sólo hemos visto como se divide al país, se promueve la confrontación de buenos contra malos y se evade asumir las tareas de liderazgo desde el poder ejecutivo nacional.
La venganza, echar culpas a los demás, gobernar con odio y desconocer las necesidades de la gente, es el signo de los nuevos tiempos transformadores.
Para otra ocasión quedará en este Gobierno la atención de la reactivación económica, de la atención a las secuelas de la pandemia y la atención de la pobreza que se acentuará sin que para ello se vea cómo atenderla.
Los recursos del gobierno deben ser para atender las necesidades de la gente. Y un líder debe saber distinguir entre deseos y necesidades. Por lo anterior, es que solo vemos una transformación de discurso.