Reza el refrán, del plato a la boca se cae la sopa y pues sí, algo así pasó en el Congreso de Puebla y su endeble oposición.

Hasta la noche del miércoles, la mayor preocupación del bloque opositor era que les faltaba una sola firma para poder interponer una controversia constitucional por la Ley de Educación que se aprobó el pasado 15 de mayo.

Sin embargo 24 horas después, en lugar de conseguir la firma faltante, los legisladores panistas, priistas y de movimiento ciudadano, se encontraron en mayores problemas. A los opositores les faltaron, cuando menos tres firmas más.

La controversia constitucional que se presentaría ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) por parte de la oposición para echar abajo la Ley de Educación del Estado de Puebla, se vino abajo y el bloque promovente no pudo conseguir más que 12 de los 14 apoyos que se necesitaban para que se diera entrada al recurso.

Historia de un proyecto fallido

Por la mañana de ayer jueves, el coordinador de Movimiento Ciudadano, Carlos Alberto Morales presumió que se tenían 15 rúbricas para interponer el recurso, entre las que se encontraban las firmas de los diputados del PRI, PAN, y el bloque independiente.

Su discurso no incluía el reclamo de la diputada Liliana Luna del PRD, que desde antier denunció que le presionaban para firmar la solicitud y adelantó que no lo haría. Sin embargo, su firma no era determinante ya que sin ella se alcanzaban las 14 necesarias para tumbar la Ley de Educación.

Todo iba bien hasta que ayer jueves por la noche los diputados Marcelo García Almaguer, así como Iván Jonathan Collantes, notificaron al presidente de la Junta de Gobierno, Gabriel Biestro Medinilla que ellos nunca firmaron, con ello quedaban 12 firmas.

Sin embargo, la protesta más grave fue la del diputado Uruviel González Vieyra quien denunció que la firma que presentaron sus compañeros en el documento, era falsa, dijo que alguien hizo un garabato e incluso pidió cotejarla con la rúbrica que tiene registrada de él en el Congreso.

El plazo venció en el primer minuto de este viernes y ante la falta de consensos, no pudo ser presentada la controversia constitucional.

En esta, como en varias ocasiones anteriores, el bloque opositor tuvo menos fuerza que un paracetamol combatiendo el coronavirus y la Ley de Educación, que tanto escozor generó entre rectores y empresarios, seguirá firme.

No descartamos que al final algunos de los diputados que en el último momento se deslindaron hayan optado por engañar a sus compañeros a fin de vender caro su amor y después abandonarlos.

¿Se trató de una reflexión de los reculantes, algunos ceros aumentaron en sus cuentas, le quisieron hacer un favor al gobernador o simplemente decidieron regresar a sus orígenes y traicionar su palabra?

Que conste que son preguntas.