La Jaula y El Pinochos son dos negocios de giros negros que aún no saben que es el confinamiento por la pandemia del Covid-19 y que, por extraño que parezca, no han sufrido una sola sanción o clausura por operar pasándose por el arco del triunfo todos los decretos establecidos por el gobierno de Puebla, para evitar se sigan propagando los contagios de un virus que día a día cobra vidas.

Aún cuando muchos negocios de giros negros se preparan para una reapertura gradual que no ven cerca, con todas las medidas de seguridad sanitarias y las nuevas formas para convivencia los dos centros nocturnos que se encuentran en la colonia Casa Blanca, de la Junta Auxiliar de Chachapa, del municipio de Amozoc de Mota, continúan operando como si no hubiera pasado nada, incluso con venta de drogas.

La prostitución y la venta de drogas, además de la venta de bebidas embriagantes, son los principales negocios de los propietarios de El Pinochos y de La Jaula, que se ubican en la lateral de la carretera federal Puebla-Tehuacán, incluso gozan de la protección de las autoridades municipales  de Amozoc.

Los dos negociazos de giros negros ni siquiera operan de manera clandestina como ocurre en otros negocios del giro de venta de alcohol con acompañamiento femenino, que se ocultan para no ser clausurados, estos de forma por demás burlona se anuncian con luces de todos los colores, con personal de seguridad en las puertas, sin temor a nada.

En el interior de los centros nocturnos la convivencia es la misma hasta antes de la llegada del Coronavirus, las mesas y sillas están pegadas unas con otras, lo mismo que los clientes y las mujeres que ofrecen sus sexoservicios, sin la más mínima preparación sanitaria.

Ambos negocios se ubican en la lateral de la carretera federal, con una separación de solo algunas calles y no es necesario estar buscándolos con mucho afán, se porque además de estar de paso por la carretera, los propietarios buscan anunciarse con personal que con lámparas va enseñando a los clientes hasta donde deben estacionarse.

No es extraño que las autoridades municipales hagan caso omiso a la operatividad de ambos negocios, por los jugosos negocios que representan, incluso uno de estos fue clausurado en la ciudad de Puebla, porque en líos de grupos criminales le prendieron fuego, aún con clientes en el interior.

Tampoco es necesario imaginarse que tipo de clientela acude de manera cotidiana, a consumir no solo bebidas embriagantes sino además drogas, lo que sí es extraño es por qué la Secretaria de Gobernación de Puebla no ha hecho nada al respecto.

Nos vemos cuando nos veamos.