Aunque López Obrador sigue marcando la agenda mediática, su propuesta de publicitar los videoescándalos donde se presumen actos de corrupción y se observan a diversos personajes recibiendo cantidades enormes de dinero en efectivo, le resultó contraproducente.
Durante al menos 20 años, AMLO ha utilizado el combate a la corrupción como un tema electorero. Gran parte del triunfo que obtuvo en las urnas en 2018 fue porque los mexicanos le compraron el discurso en el cual aseguraba que el mayor cáncer de México, la corrupción, sería desterrado del gobierno.
En cada oportunidad, el presidente insistió una y otra vez que la corrupción no tenía espacio en la 4T y que su gobierno la combatía fuertemente, incluso llegó a decir que se estaba terminando con ella, que ya no había más moches ni funcionarios de la burocracia dorada.
Pero, al igual que en el caso Bejarano y las ligas, un video sepultó todo su discurso.
El jueves pasado fue revelado, desde las benditas redes sociales, en el programa de Carlos Loret de Mola, un video en donde uno de los altos funcionarios de AMLO y su hermano Pío Lorenzo intercambian palabras, hablan de fortalecer a Morena y hay recepción de dinero.
Ni tardo ni perezoso, David León, uno de los funcionarios consentidos de AMLO, salió a reconocer el video y aseguró que se trataba de hechos cometidos hace cinco años, sin darse cuenta que estaba confesando, nuevamente a través de las benditas redes sociales, un delito electoral, porque en ese año el Movimiento Regeneración Nacional ya era un partido político.
Las donaciones a Morena están hoy bajo el escrutinio público, Santiago Nieto debería, como lo ha hecho con los enemigos políticos, revisar exhaustivamente si el dinero que entregó “el pueblo bueno” tiene un origen lícito o si es resultado de corruptelas o robos del erario en algún estado como Chiapas, por ejemplo.
El INE de Lorenzo Córdova también tendrá que abrir un expediente y que sean las comisiones de Prerrogativas y partidos políticos, así como la de Fiscalización, quienes nos informen a los mexicanos sí ese dinero fue ingresado a las arcas de Morena, bajo qué concepto y por qué no se sancionó la conducta. O peor aún que nos confirmen que esos millones que David León y Pío López Obrador intercambiaron, simplemente se distribuyeron de manera discrecional y al margen de la ley.
Por mucho que AMLO se esmere en defenderlo y en decir que hay diferencias, el hecho de recibir dinero y distribuirlo para apuntalar a Morena de cara a las elecciones, simplemente convierte al presidente y a su partido en lo mismo que tanto repudiaron.
En la mala semana que AMLO terminó, quedó demostrado que tan corruptos fueron los gobiernos anteriores como el actual.
La denuncia insostenible
Como un guion de política-ficción podemos calificar la presunta copia de la denuncia que presentó Emilio L. donde lo mismo se acusa a senadores del PRI, que al excandidato presidencial Ricardo Anaya o a una de las periodistas incomodas para AMLO, Lourdes Mendoza.
Lo único que hasta el momento han logrado los personeros de la 4T es desmoronar las supuestas acusaciones de su “testigo protegido”.
En tan solo una semana, Emilio L. pasó de ser “el gran testigo” a “el gran mentiroso” lo que representa un enorme riesgo para la 4T porque se suma a la larga lista de las cortinas de humo.
La caja china del Caso Lozoya tuvo que salir a escena precisamente porque el pésimo manejo de la pandemia en México, que ya cobró más de 60 mil vidas, comienza a golpear la popularidad y la aceptación de López Obrador.
Gatell culpa a la obesidad, desigualdad social y el tabaquismo
No podemos negar que cada uno de nosotros es responsable de su salud y sus adicciones (azúcar, café, tabaco, alcohol o cualquier otra droga); sin embargo la estrategia del subsecretario de Hugo López Gatell para lavarse las manos ante las más de 60 mil muertes de mexicanos por el coronavirus, resulta inadmisible.
Sí a los mexicanos nos urge aprender a comer y eliminar malos hábitos pero eso no exime a López-Gatell de su responsabilidad o mejor dicho, de su irresponsabilidad.
Sobre todo porque eso que hoy usa como justificante, era un tema que debió considerar antes de decir que si México llegaba a los 60 mil muertos por Covid sería catastrófico.
Pero es tal su cinismo, que ahora todos menos él, son (somos) los culpables de esta tragedia.
Su negligencia está costando muchas vidas y eso lo convierte en un virtual asesino.
Ni más, ni menos.